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El libro de un escritor ruso a quien Dostoyevsky usó como personaje en la novela de los hermanos Karamazov, Soloiev, más conocido por el escándalo que promovió su idea de separación entre el Este y el Oeste dentro del marco de la religión, señalando que el contraste entre Oriente y Occidente se puede resumir de una forma muy simple: Mientras la Iglesia Oriental reza, la Iglesia occidental reza y trabaja; expresando de este modo una línea opuesta a los esfuerzos papales de su época, padre de la filosofía Rusa cristiana, alojado en la biblioteca de Raúl Sciarreta, por su parte, comunista, que en contacto con los textos de Freud, de Althousser, de Lacan buscaba una renovación del marxismo por la vía de atacar su corte totalitario, son las claves del extrañamiento del texto publicado por Germán García en el número 29 de la revista Odradek. Hay un libro que no fue abierto durante 62 años, ¿cuántos años tendría Raúl Sciarreta en ese momento?
La musicalidad del texto de Germán García , “En la madrugada”, me pareció resonar con relatos como los de Borges en donde un libro, un escritor, una referencia editorial, un año, un lugar, que generalmente es una biblioteca, introduce al lector en el clima del enigma, tal como ocurre en una película de misterios en donde la música corteja los latidos del secreto; luego, fragmentariamente, la definición de otros personajes como tramas que se enhebran mediante componentes de la memoria, con un formato de micro estructuras que me hizo pensar en ciertos recurso de la novela de Bolaño en "Los Detectives Salvajes", establecen como siempre en las historias de Germán García, una concordancia entre memoria y mundo, sobre todo cuando se establece la relación en los años de formación, la juventud.
Entre las conexiones extrañas que Germán García revela, me hizo pensar en la descripción de un protagonista como una rémora, desarrollándose y sobreviviendo en el exterior de un tiburón, eligiendo ese pez superior y peligroso para existir, tal como los escritores solemos coexistir con nuestros héroes literarios.
Melancólica y transfigurada representación de la memoria en el texto de Germán García.


Ana Abregú.

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Los escritores tenemos muy presente que en el mensaje literario nos importa más la forma que sus contenidos, debido a ello, gran parte de nuestras lecturas involucran el análisis formal de textos contrastando opiniones y lecturas con la teoría general de la literatura, basada en el canon literario y en las discusiones de las diferentes corrientes literarias y las épocas en las cuales se van manifestando.
El autor es considerado entonces, un especialista en reproducir con cierta habilidad, esas teorías de la literatura, embebidas con su propio criterio, cultura, facultades de observación e introspección, reflejándolas en su obra. De su capacidad lingüística depende el convertirse en un escritor excepcional.
Sin embargo en esta definición no se deja de lado el hecho de que parte de las intenciones de un escritor y su crecimiento es precisamente el romper los límites impuestos por el canon literario o el análisis, sin caer en la anarquía o desconexión de discursos que no son comprendidos por nadie.
Dentro de esta categoría coloco a la escritora Yanina Bouche, de la revista Odradek. En esta ocasión, no quise comentar su último texto del número 29: "Seriedad y discreción", sino el hecho de que he prestado atención a ciertas características de sus textos en conjunto, y basado en esa observación, que asumo absolutamente personal, es que escribí algo que denominé: “Teoría apócrifa sobre el escritor contemporáneo”, en la que expreso mi opinión sobre la obra de Yanina Bouche, aunque suene algo pomposo llamarle “obra” que da cierta idea de actividad casi concretada o llegando a su fin, no es esa la intención. Yanina Bouche es una muy joven escritora que está comenzando a manifestar en sus textos una particular visión de su mundo personal.
Los invito a leer el artículo en : http://www.igooh.com/notas/teoria-apocrifa-sobre-el-escritor-contemporaneo/
Y sus textos en la revista Odradek.
















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Leopoldo, o su “sonido” inglés Leopold, son a Joyce como Odradek es a Kafka, y con el nombre Leopoldo casi al comienzo del texto de Germán García, y un sonido irregular en el ritmo a que se presta a detener la lectura, caminando cada frase o pregunta; Joyce se introduce inmediatamente en el imaginario.
Sobre todo porque la presentación del texto de Joyce, es muy peculiar: habla de comer con deleite órganos interiores de aves y bestias, en cierta forma una invitación al movimiento de los jugos gástricos, y el cuento de Germán García se desarrolla "entre" aves y bestias.
En el cuento de Germán García, con el título “Instante en el zoo”, el referente establece dos fuertes pistas: animales, Leopold o Ulises, Joyce.
El recurso del monólogo interior, el que cuenta, y el narrador ¿el joven Dedalus?, que está dentro de sí mismo, como el narrador de Germán García, me convenzo que Instante en el Zoo, ocurrió el 16 de junio, día en el que transcurre el relato del Ulises.
Si en la novela de Joyce se encuentra que representa un compendio de distintos personajes reales en los que hay que incluir igualmente a su creador, en el texto de Germán García con sus pocas líneas y la insistencia con la encarnadura, (¿de personajes?), no se puede evitar la misma relación.
Escrito de la manera en que Borges definiría como “los tenues desvíos de la conciencia”, pequeño pero gran cuento en el número 28 de la revista Odradek.
Breve y fino diálogo, entre el texto y uno de los libros más importantes de la literatura. Para leer varias veces y seguir especulando con los laberintos de Germán García.




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Las películas que reúnen varias estrellas del espectáculo en su elenco con cierto atractivo físico conformando un grupo de bandidos, o de presos recientemente fugados, o de prisioneros de guerra en el intento de burlar a sus custodios, en general decepcionan al público. Es que genera tanta expectativa la acumulación de nombres rutilantes que luego es difícil no defraudar.
Escribo pensando en Ocean’s trhirteen, con Brad Pitt, George Clooney y Andy García entre otros, pero también recuerdo Escape a la victoria con los futbolistas Pelé, nuestro Osvaldo Ardiles y Sylvester Stallone, todos intentado salir indemnes del desafío actoral. Hago un paréntesis para afirmar que también las películas con deportistas en el elenco suelen defraudar. Estoy pensando en los westerns con Matequilla Nápoles y Carlos Monzón, o en la que protagonizó un dibujo animado con Michael Jordan. Cierro paréntesis.
Confieso que no puedo negarle la oportunidad a ese tipo de películas del que empecé hablando antes del paréntesis. Me asalta ahora el recuerdo de Los doce del patíbulo, con Charles Bronson, Telly Savalas y Lee Marvin pero ya no está en ella el compendio de caras atractivas que venimos comentando.
Lo que más me gusta de estas películas es la forma en que se conocen los miembros de la futura banda o cómo se contactan en el caso de los presos. Cada uno tiene una habilidad especial que servirá después en función de algo que solamente el guionista ha previsto.
De todas esas películas hemos copiado, con ligeras modificaciones esas primeras partes para conformar el grupo de los que mensualmente hacemos la Revista Odradek. Acaso la mayor diferencia con las películas sea que en los equipos de bandidos cuando enrolan a una mujer -casi siempre es una sola mujer- lo hacen pensando en utilizarla como arma de distracción para los guardias. Son mujeres de una infinita velocidad para la seducción, capaces de hacer perder la cabeza desde un centinela, al director del Banco Central o del casino del país más importante del mundo. Si son más de una las que se confabulan, lo hacen para atracar no a un banco sino a un marido, y ese es otro tipo de película y de revista.
En Odradek las mujeres crecen en porcentaje respecto a las organizaciones de rufianes de las películas, escriben y cómo. Yanina Bouche, María Martha Gigena, Vanesa Pafundo, Nora Martínez cada una en su estilo y a su tiempo aportan a la misión el sustento imprescindible para que la revista sea considerada aquí y en el extranjero un modelo de sano equilibrio, tanto para la Organización Internacional de la Mujer, como para la Secretaría Internacional de Lucha contra el Crimen Organizado.




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En las estructuras sociales la relación entre mundo y niñez o mundo y hombre, parecen acercarse inevitablemente; la llamada educación, que obligaba a cierta dieta moral en la que exhibir las crueldades de la diferenciación no se define en términos de bueno o malo, sino de prejuicio o no prejuicio.
Hoy, romper las estructuras es un arte que tiene perseguidos y perseguidores a la manera cortazariana, en el texto de Sergio Fombona, del número 28 de la revista Odradek, la ruptura está en el propio texto, donde el comienzo es el título, no parte del texto, sino su comienzo. El autor emprende la ruptura del género, que en su forma canónica toma al título como una especie de presentación o de individualización sin el cual el texto sigue existiendo, el título no es integrante del texto; si en un cuento todas sus partes son importantes y precisas al mejor estilo de Quiroga, donde las ficciones se vuelven reales; en esta propuesta las partes se hacen imprescindibles desde el título. Sin el título no existe el texto. En esa estructura, la construcción como mosaico comienza con esa enunciación: "Las minorías son vengativas". Después como avanzando en un damero, aparecen las relaciones entre el prejuicio y el que emite el prejuicio, construyendo una vulnerabilidad entre el enunciado y el que enuncia como si el texto y el argumento se enfrentaran uno a otro. Hice el ejercicio de cambiar el narrador, de sacarlo del monólogo interior y colocarlo en fuentes alternativas, de cambiarle el género, de imaginarle edades diferentes y el esquema se estructuró renovado, pero igual, pero no pude mudarlo de época debido a la mención de dos hechos exhibidos como culpa cultural, la cultura de la imagen es uno, el otro, invito a descubrirlo, como un guiño al lector. Es como un juego revelar las pistas de este texto, fluctuante en el margen entre arrancarnos una sonrisa y un estremecimiento.








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Siempre he pensado que la relación entre la palabra quemar y libros, está afectada de un imaginario colectivo negativo, no sólo en la literatura por el famoso texto de Bradbury, Fahrenheit 451 sino porque quemar libros es y siempre ha sido un método sistemático utilizado por dictaduras, procesos políticos y religiosos como una práctica que pretende hacer desaparecer ideas y someter pueblos.
En la era digital tal cosa es impensable, de manera que esas palabras fueron perdiendo ese síntoma de tragedia que suele impactar sobre los que amamos los libros como que si fueran misiles.
En el texto de Adrián Drut, “Flesh wound”, número 28 de la revista Odradek el planteo es diferente, desde el título que me gustó definir como: “algo que penetra el cuerpo a través de la piel afectando órganos y huesos”, (definición de lo que espero que me provoque un texto) , que ya debería estremecernos, y hasta el fin del texto que es, si se quiere, un acto oscuro de perversa agitación.
Hace rato que admito que me entrego al mundo plano de los libros con sentimiento más o menos temerario, aunque convencida que todo texto es cierto solo para el texto, entrar y salir del texto de Adrián Drut me produjo jet lag. Sin duda compartimos con el autor las suturas, aunque mis costuras se encuentran en el alfabeto de los ojos que al pasar por los vocablos me provocan torceduras, torsiones y distorsiones de los mensajes. Y aunque no se pueden ver los suspiros, las resistencias, el encrespamiento y retorno de las palabras que, aunque escritas, dejan oír una voz ascendente e inquieta, la quemadura se enrosca en los músculos, en las ideas, en los órganos, dejando su cuño como si una fuera tan frágil y sumisa, como el papel.
Soy una convaleciente recomendando a otro convaleciente, espeluznante texto de Adrián Drut, en el número 28, un texto en donde el cuerpo es tomado por la palabra, literalmente.

Ana Abregú

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En el texto de Roberto Gárriz, la escenificación de tales palabras para un escritor se desenvuelve en el contexto que el personaje percibe luego de la comunicación editorial de una reducción de personal; tales palabras se transforman en la sustancia de la escritura, en la construcción misma de las frases que el personaje percibe como una distorsión, un desplazamiento entre lo inadecuado del planteo que la editorial propone ,y el mundo visual en que el personaje se introduce luego de esa propuesta sin apelación. Los mendigos. El sarcasmo no es obvio, pero no por sutil, sino por epopéyico, la propuesta me hizo pensar en Diógenes de Sinope, un filósofo que usaba su arte para mendigar y que para obtener algo de aquéllos a quienes no podía exigir, se servía de diversos procedimientos, en el texto de Gárriz yo interpreté algo como, “Todos los mendigos escriben, los mendigos son escritores, y los mendigos comparten cosas, luego los escritores son mendigos”, y de una forma u otra evitar mediante el método cínico, enfrentarse a la imposible negativa de la empresa en la cual lo involucran: “Periodismo cultural de investigación”, tal el título del texto. La frase de Diógenes: “Todo es de los dioses; los dioses son amigos de los sabios, y los amigos comparten las cosas; luego todo es de los sabios”, significa que el sabio, que por supuesto, no es otro que el filósofo cínico, es un ser semejante a los dioses por saber vivir fácilmente y sin precisar nada de otros. La mendicidad es muestra de autosuficiencia, concepto básico del pensamiento diogénico, que en el texto de Gárriz me hace ver una relación entre escritor y Dios, o entre mendigo y escritor, tengo la impresión que detrás de esta supuesta coincidencia de sentidos, hay algo mucho más importante de lo que me temía, citando al autor.
Dejo al lector revelar este enigma en el texto de Roberto Gárriz del número 27 de la revista Odradek.

Ana Abregu
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Odradek ha nacido breve. Al tocarla, hace ruido de hoja impresa. Es que justamente es una hoja con sus dos lados cubiertos de escritura, de modo que al girarla, los lados desaparecen. El conjunto puede sostenerse con las manos, pero no es únicamente una hoja escrita. Más bien se trata de pedazos de hilos de pensamientos. De hilvanes y de hilachas sobre una hoja grande, una sola.
A veces sentimos la tentación de creer que llegará a adoptar una figura más razonable y que ahora está incompleta. ¿Acaso seguirá rodando por los lugares donde se la encuentra, arrastrando los ojos de nuestros amigos, de nuestros vecinos, y de los amigos y vecinos de nuestros hijos? No tenemos pistas en este sentido.
Odradek no es pequeña. Y no parece que le haga mal a nadie.


Nora Martínez

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literatura latinoamericana

El silencio tiene demasiada prensa, sobre todo cuando se vive en una ciudad ruidosa; sin embargo las comparaciones utilizadas por Javier Laquidara en su texto “El silencio invisible”, de la revisa Odradek numero 27, no tiene nada que ver con ese silencio, sino que establece una relación con la bondad, que a su vez se ve perturbada por el mismo silencio, mostrando una doble fisonomía del silencio. La construcción de comparaciones enuncian un código simultáneo con el lector; el autor sabe que son un sistema compartido, que en abundancia, generan un vínculo de familiaridad entre los sentimientos del personaje y situaciones en las que seguramente el lector se siente involucrado en un peligroso espiral, en el que se cae, con el ritmo incantatorio, donde, de la imagen de las comparaciones se llega a la imaginación.
Tengo que destacar que el nivel de las comparaciones es cuanto menos persistentes, alguna que otra se quedó rebotando en mis pesamientos, repitiendose mentalmente por sí mismas, colocandome una sonrisa de esas un poco bobas que asume la cara privada, en público, cuando hay sonidos dentro de una que se vuelven adversarias de la que es una cuando es cotidiana.
Este texto se deja degustar por la inversión entre síntesis objetivas de comparaciones y el final subjetivo.








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literatura latinoamericana

Es el nombre que escribió María Martha Gigena en su texto “De Rusia con amor” del número 27 de la revista Odradek, y no habría podido ser otra la palabra, que refiriéndose al investigador teórico más que empírico, el cual se siente a gusto en la multidisciplina, podía llamar mi atención; Roman, así su nombre, no sólo está usado en un texto que comienza con A contramano, sino que acompañado de palabras como montgomery, pituco, ice tea, ya son marcas de un tiempo con coordenada en determinados años y un lenguaje que tiene nombre y apellido Argentino, con ambiente bibliotecario, libros y un siseo de silencio en la voz del bicho canasta. Tan difícil como comprender a Jakobson son las coincidencias; era exactamente como me veía yo, en al biblioteca de la Facultad, estudiando a Jacobson, pero no el de María Martha Gigena, sino el otro, Ivar Jacobson, el del lenguaje unificado de modelado, sólo una letra los separa de estar en el mismo estante, aunque comparten anaquel y biblioteca.
Uno, abocado a la lingüística, pionero de la fonología diacrónica y palabras que definen un corpus teórico tan complejo como difícil de pronunciar en la misma frase, y el otro ingeniero eléctrico que desarrolló un sistema y teoría de lenguaje con el que se modelan complicados sistemas de programación de computadoras.
En este texto es como si un haz de tiempo se hubiera plegado y estuviera atravesando las vidas de Betty, la protagonista del texto de María Marta Gigena, y la mía, coincidiendo un instante en el mismo anaquel de biblioteca, separadas únicamente por los tiempos verbales, coincidiendo en los tiempos de los sustantivos.
En la película que da nombre al texto, Bond quería recuperar una máquina a la que llaman “lektor”, se supone que se trata de una máquina descifradora de claves soviéticas, sin embargo, quizás, hay algo más secreto en esa maquinaria del texto que Gigena está agitando, una teoría de la comunicación en maniobra activa.




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Se trata de la problemática de la literatura actual, el cuestionar la relación entre el texto y lo que pretende representar, el texto se abre cuando el recurso es un significante vacío, sin embargo Odradek es un hecho con coordenada precisa, no sólo en el objeto papel, sino que a veces, como este mes y aunque la obra es afirmación de sí misma y no del mundo, es difícil no ver la representación compleja de Odradek, que en el primer texto "Menudencias", de Nora Martinez se manifiesta mediante su voz y algunas palabras que definen un lenguaje aparentemente reconocible con una lógica que deja al lector la convención de elaborar el personaje y el suceso; luego “Odradek en la llanura”, de Germán García, que conforma un sistema con el número anterior de la revista (*), que me sugiere un Odradek en cierto aspecto dependiente del texto que le precede, inherente a la irresolución de cualquier vida, continuidad de espacio y tiempo, sin fin determinable, ni sujeto siquiera a un solo relato, sino a los fragmentos que dan cuenta de una vida; “Habilidad y Prestancia”, cuento de Roberto Gárriz, en donde el personaje es relatado, no habla, ni hace, sino que es relatado al estilo del diálogo deportivo, sometido al género de una crónica en los recientes juegos olímpicos; y como ya mencioné antes, “Otro desastroso rito astral: de estados kinético”, Ezequiel De Rosso, “Erase” de Yanina Bouche y “Ni olvido, ni perdón” de Vanesa Pafundo, suficientes indicios de textos que revelan el poder de los datos epistemológicos dominantes que resuelve la interrogación sobre el poder de lo literario; todos en conjunto, con una reflexión estética compuesta y fiel al espíritu del Odradek, de Kafka, conforman una táctica de apego al objeto de representación literaria, en oposición al rasgo que se considera característico de la poesía, en el número 26, Odradek es cosmopolita, nacional, deportista, bizarro, histórico e ideológico. Hasta huele. Se encuentra en los kioscos todos los meses y en medio magnético en http://www.odradek.com.ar/.



(*) Leer en la número 25 de Odradek el texto, “La carpa ODRADEK” y comentado también en este mismo Blog .



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Es lo que me causaron los texto de Yanina Bouche, “Erase” y “Ni olvido, ni perdón” de Vanesa Pafundo; para empezar, en “Erase”, la sugerencia de que la memoria no es esa cosa imperecedera que repta entre computadoras en donde todo permanece indefinidamente como si fueran nidos de bichos que ningún hormiguicida puede eliminar, sino por el contrario, un medio que exige un acto de desalojo, de despojo. Esta sensación de la memoria como proliferación de insectos se reafirma con la mención de Xanadú , término que disemina algún tipo de misterio inacabable, musa de historias interminables, originalmente el reino de Klublai Kan, pero que se usó para denominar películas, mansiones, leyendas, canciones, videojuegos y palabra candidata para sugerir futuros proyecto pendientes, lo que me hizo pensar que cuando se habla de memoria, se habla incluso de los múltiples sentidos que Xanadú sugiere. La autora, al desterrar Xanadú, destrona a la memoria como un mecanismo de resguardo.
Memoria y Xanadú, en el mismo texto son como un sinónimo y un oximorón a la vez, le otorgan al texto cierto sentido holístico.
Un efecto compartido con lo que me produjo “Ni olvido, ni perdón” de Vanesa Pafundo, sin olvidar el referente del título que no es sólo una frase, sino un sustantivo.
En ambos la incesancia se manifiesta de alguna manera que se resuelve o no, y me sugiere, por el contrario, un sentido de lo inextinguible, idea que persevera sin importar lo que se haga por proscribirla.
Me recordó un texto de la misma autora en referencia al escritor Salvador Elizondo, y cito: Aludir a la imposibilidad de la literatura llevaría implícito un supuesto: el de no buscar finalidad alguna en los textos que leemos. No habría, por lo tanto, un sentido “oculto” que al descifrarse sirva para explicar al texto; éste solo debe ser vivido, transitado y colocado en esa biblioteca que conforma nuestro archivo de lectura*
Reflexión que revela lo que me excitó cada lectura, textos que aparentemente no guardan vínculos entre sí, pero con el nexo de que ambos se encuentran en el mismo número de la revista Odradek, e incluso en la misma página, parecen encontrarse enfrentados, mirándose como en un espejo rugoso, en donde es en los pliegues donde se arma el sentido.
Odradek ha estado inmiscuido en los pensamientos e inspiración de los autores de este número.
Ambos textos en el número 26 de Odradek.

* Invito a leer el texto completo en http://www.metaliteratura.com.ar/ , en listado de destacados, artículo Salvador Elizondo, que se encuentra siguiendo las opciones del menú estrella: Literatura/crítica/de novela, con el título: Salvador Elizondo, una poética de la incesancia, Vanesa Pafundo.



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Y propende a la inmortalidad, en el texto de Nora Martinez, Menudencias, Odradek o su doble, en donde se menciona la palabra peonza, me produjo una asociación inmediata con obras inspiradas en Kafka, escritor que generosamente ha estimulado a generaciones, específicamente en este caso, al género Comic, la adaptación de Peter Kuper, “la peonza”, en esa historieta al personaje le gritan, la sensación que tenemos desde ese interlocutor es que todo lo demás es enorme y atemorizante para el protagonista, en otras palabras la perspectiva entre los personajes de Kafka son desmesurados; coloca a uno respecto al otro en una dimensión del par intimidación-dominante; en el texto de Nora Martinez, la narradora y el “cuchicheo” de los personajes y según la metáfora de esos sonidos, expresa lo que Kafka decía: Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia, que nos duelan profundamente (...), un libro tiene que ser el hacha para el mar helado que llevamos dentro.
No he dejado de notar que en término de “filos”, hay una coincidencia entre Nora Martinez, Kafka, Kuper, Odradek, y la serie de variaciones rítmicas, la premeditación en el uso de la p, perinola, pelusón, predio, podio, Pontevedra; la ausente pero presente "poder", que relaciona con las voces de la niñez o el niño frente a, o en relación a un adulto, y un lugar específico, Buenos Aires, costanera, escombros. La narradora y el mar, el par intimidación-dominio, y una historia que no se deja contar.
Nora Martinez tuvo un encuentro con Odradek.


Ana Abregu
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Leí el texto multifacético de Ezequiel De Rosso, en la revista Odradek, el número 26, y en cuanto pude salir del shock, me interesó la propuesta secreta, fue como si estuviera presenciando la puesta en escena del relato de una sibila, con frases aparentemente desafinadas, y heterogéneos arcanos.
Después me aboqué a encontrar los 6 grados que deben existir entre kinética, la energía que un objeto tiene en virtud de su movimiento y kincón, como un texto kafkiano en donde la realidad está en un nivel superior.
Kafka, original, profundo y extraordinariamente vital, supo explayarse en el kairos, el momento justo, el momento de claridad, el momento en el espacio temporal, de la epifanía, de la iluminación; el momento literario de la introspección, y el momento de los instantes desplegados con todas las fuerzas cayendo como en un vórtice de significantes.
Me inventé calzar en ese espíritu e imaginé, en el texto de De Rosso, Otro desastroso rito astral: de estados kinéticos, revelar sus pistas: la letra k, que sin contar el nacimiento de la revista Odradek, eludiendo otros significados que prefiero considerar efímeros, es casi una refugiada en nuestra lengua.
En una misma línea, no una frase, sino en una línea, encendida de emblemas, Rotschenko y su ineludible relación entre el constructivismo ruso y Franz Ferdinand, como si el hecho de nominarla Kantiana la despojara de sus enigmáticos sentidos.
Se volvió descomunal el resplandor de entremedio del texto, o del metatexto, el tal vez, falso vibrato de las obras de Kandinsky, me ensordeció, y el mensaje se volvió oscuro con un Kerouac que definitivamente invita al insomnio.
Fui cayendo en un agujero negro y quedé peligrosamente girando en el borde del abismo de este texto que parece interminable.
Me gustaría que ayudaran los lectores, con sus comentarios, a seguir curioseando por el canto de este texto que emite tantas señales que se volvió prepotente.



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Uno de los dos tiene suerte, dicen.
Si hay algo que unen a Kafka y una mariposa monarca es precisamente la metamorfosis, algunos pueden ver en el texto de Kafka un atisbo de la aterradora idea de ser confinado dentro de un exoesqueleto; aunque se puede comprender cierta distancia entre una crisálida que devendrá en mariposa y un hombre que va hacia el estadio de insecto, ambas posibilidades se ven enfrentadas a un hecho que, liberador o no, manifiesta ineludiblemente la decisión de la naturaleza en resolver una existencia sin explicaciones ni revelar un objetivo.

¿Es mejor el destino de una mariposa monarca que el de Gregorio Samsa?
Averigualo leyendo el texto de Carmen Arriaga en el primer número virtual de la revista Odradek.




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El 28 de agosto de 2008 en el marco del llamado a concurso para cubrir el cargo de Profesor Regular Titular con dedicación exclusiva de la materia “Literatura Latinoamericana II” de la Carrera de Letras, tuvieron lugar entrevistas y pruebas de oposición.
Concursaban para el cargo el profesor Roberto Augusto Ferro JTP (jefe de trabajos Prácticos) de Literatura Latinoamericana II y profesor adjunto interino para el dictado de seminarios de grado y posgrado, Susana Betriz Cella, también JTP de Literatura Latinoamericana II y profesora de Literaturas Eslavas.
El jurado integrado por las Doctoras Graciela Cariello, Ana María Zubieta y María de las Mercedes García Saravi debía evaluar los antecedentes, la entrevista personal, el plan de labor docente, el proyecto de investigación y la prueba oral, para finalmente sugerir un orden de mérito para elevar al Consejo Directivo de la facultad, como paso previo a que luego que el Consejo Directivo atienda o no esa recomendación, el Consejo Superior de la Universidad designe al postulante en el cargo concursado.
La actuación del jurado, se entiende, estaba destinada a evaluar cuál de los dos postulantes estaba mejor preparado para el cargo: el especialista en literatura latinoamericana o la profesora de literaturas eslavas.
Sorpresivamente el orden de méritos consagró en primer lugar a la profesora Susana Cella, relegando al Dr Roberto Ferro.
Para llegar a esa conclusión omitió detallar y evaluar los antecedentes, publicaciones y méritos de uno y otro haciendo vagas e imprecisas referencias, como se verá, con el objeto de igualar a los postulantes y llegar a una decisión amañada.
Luego a la hora de pronunciarse respecto a la entrevista personal y a la prueba oral fue por lo menos parcial, discriminando al Dr Roberto Ferro a favor de la finalmente ungida Prof Susana Cella.
En los antecedentes, como es de público conocimiento, el Dr Roberto Ferro cuenta con amplia experiencia en el dictado de cursos, seminarios de grado y de Posgrado, ya aceptando que se deja de lado la vasta experiencia en Instituciones ajenas a la universidad, es indudable que el número de estos antecedentes es importante, sin embargo en relación al mismo. La resolución indica: numerosos cursos y seminarios, como si el dar dos cursos, que “combina” con la categoría “numerosos” fuera lo mismo que decenas de cursos en años de dedicación.

No hay que ser muy suspicaz para notar que en dicha denominación “numerosos”, calza tanto el que hizo dos como el que realizó cientos, con lo cual es obvia la maniobra para que cualquiera pueda reflejarse en ese dictamen sin tener en cuenta, ni relevancia de seminarios, ni cantidad, ni la obvia convocatoria que uno de los candidatos tiene en comparación con el otro.

Incluso teniendo en cuenta que el número de cursos y seminarios, no es siempre sinónimo de calidad, debemos tener en cuenta que se habla de seminario de maestría en la Universidad Autónoma de México (UNAM), seminario dictado en el MALBA, seminarios dictados en universidades de Venezuela, Francia e Italia; expositor en Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia y toda institución internacional en la cual el reconocimiento al trabajo del Dr. Roberto Ferro es ya indiscutible, esto frente a, ¿cuáles son los antecedentes al respecto de la profesora Susana Cella? No se sabe porque la ambigüedad del dictamen deja a oscuras esos datos, como relegando la importancia que precisamente es la intención y objeto de los concursos: la calidad y reconocimiento de una trayectoria y la posibilidad en la enseñanza que brinda el objetivo final: que los alumnos se beneficien del docente más idóneo.
Es decir, el procedimiento que tiene que garantizar que se debe tener en cuenta un análisis exhaustivo, detallado y claro, es utilizado para conveniencia de una decisión obviamente a dedo.

· Lo antes expuesto deja en claro que la acreditación del Dr. Roberto Ferro en formación de recursos humanos, práctica indispensable para el cargo, es, no sólo relevante, sino que no debe confundirse en los términos utilizados como “numeroso”, o “gran cantidad”, sino que deben detallarse, porque justamente eso es lo que se está midiendo en todo concurso por un cargo docente.
· Respecto a publicaciones, otra de las condiciones para concursar dicha cátedra, otra vez se utiliza la palabra “numerosa”, como si fueran lo mismo una publicación que decenas. El Dr. Roberto Ferro cuenta con libros que son referentes internacionales no sólo en literatura latinoamericana, sino en literatura, en el más amplio sentido, la enumeración de las actividades de publicación, notas, artículos, prólogos, ensayos deben ser tenidos en cuenta cada uno por su valor, no se puede admitir que se “amontonen” en palabras como “numerosos”, porque se trata de distinguir con total precisión las características de trabajo; son obras de literatura, cada trabajo genera una producción, en sí misma, de actividades de investigación y desarrollo y es importante determinar con exactitud el impacto de intervención del trabajo de cada texto y comparar los de ambos concursantes, son precisamente la medida del impacto de cada uno. Nuevamente la ambigüedad de la palabra “diversos”, deja en claro suponer que hay algún tipo de propósito en no determinar exactamente cuales son las credenciales de cada docente.

Con esto estamos diciendo que una conferencia dictada en Università degli Studi di Napoli Federico II, o en Paris 8, Université, Vincennes, o en Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III, no es lo mismo que la presentación de un libro, o el prólogo de un escritor amigo.

· Los antecedentes en investigaciones del Dr. Roberto Ferro, que han realizado verdadero aporte dentro del ámbito de competencia de la cátedra, son de público conocimiento.
Luego de formular el orden de mérito el jurado resolvió designar a Susana Cella para ocupar el cargo de Profesor regular Titular de Literatura Latinoamericana II, en abierta violación al Reglamento Docente que establece que el único habilitado para designar es el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires.
Esto supone que el jurado se ha arrogado una facultad propia de un superior, lo que puede interpretarse de dos maneras distintas:
a) que temerosas de que su decisión respecto al orden de mérito que impulsaban no progresara decidieran clausurar la posibilidad del Consejo Directivo de la facultad de revisar ese despropósito y que en su entusiasmo por beneficiar a la Prof. Susana Cella, las señoras integrantes del jurado cometieran la tropelía de designar ellas mismas haciendo caso omiso a la normativa.
b) Una ignorancia absoluta acerca de las funciones del jurado para el que fueron convocadas. En este caso se entendería también las omisiones a la hora de evaluar a los candidatos, lo que no les otorga disculpa.
Se cual fuere el motivo del atropello las Doctoras Graciela Cariello, Ana María Zubieta y María de las Mercedes García Saravi han gestado un acto administrativo nulo de nulidad absoluta e insanable, al adoptar una decisión por encima de la que estaban administrativamente capacitadas.
Presente en el acto del 28 de agosto, el veedor por el claustro de graduados detectó otras graves irregularidades que volcó en su dictamen. Además de la desconsideración de los antecedentes de uno y otra, la tendenciosa evaluación del Plan de Labor Docente del Prof. Roberto Ferro, destacar que el jurado actuó con preconceptos respecto de uno y otro al momento de valorar los Planes Docentes, el veedor ha destacado que “las apreciaciones del jurado sobre la prueba oral rendida por cada uno de los aspirantes no siguen un patrón claro de congruencia.”
También expresó que “En la valoración global de ambos aspirantes es de observar el empleo de estrategias discursivas por parte del jurado diferenciadas para ambos casos. En el caso de la profesora Cella, el uso de adverbios de modo o adjetivos calificativos que tienden a construir la justificación de la decisión tomada; en el caso del profesor Ferro es de notar el uso de verbos cuyas acciones se han negado o no se han terminado de concretar” y más adelante “lo que resulta sintomático a lo largo del dictamen es que lo que en un caso parece una virtud, la “amplitud”, es definido en el otro como “vaguedad” o “imprecisión”.”
Las conclusiones del dictamen son lapidarias: “Por todo lo expuesto solicito, en cumplimiento del artículo 40 del Reglamento de Concursos vigente, que el Consejo Directivo de la Facultad tenga en cuenta las observaciones precedentes, visto que existen elementos suficientes en cuanto a la fundamentación del dictamen para que la imparcialidad del jurado hacia los concursantes esté bajo sospecha.”


Leyendo el acta de declaración de los jurados, sin entrar en detalles lo que se puede deducir es lo siguiente, el Dr. Roberto Ferro, reconocido en todos los medios y no sólo en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires, sino en instituciones de prestigio e internacionales con más de 20 años de trabajos, de docencia, en importantes publicaciones, formador de docentes y escritores, invitado especial es países como Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia, reconocido internacionalmente como referente por sus libros sobre los más importantes escritores latinoamericanos, Macedonio Fernandez, Onetti, internacionalmente reconocido por sus aportes a la crítica latinoamericana e innovador incansable en la materia, es, según este jurado alguien que (y cito a continuación lo consignado en el acta de este concurso):
“…Señaló la continuidad de un proyecto del cual forma parte, sin proponer ningún cambio sustancial...”
“…Lo presentado como Plan de Labor docente no cumple con los requisitos mínimos: no formula objetivos, contenidos, evaluación ni bibliografía…”
“…Parte de una noción de lo nuevo que no amplía ni explicita demasiado...”
“…Quiroga, antes que Bioy, para el Dr. Ferro, investiga lo fantástico”
“…, planteó la relación entre vida, literatura y experiencia de los límites, y esto se quedó en su mera formulación…”
El más ridículo y falso: no supo “…explicitar el concepto de entropía…”.
Respecto a este último punto consignado por el jurado, el informe del veedor anteriormente citado lo rebate. Dice: Además se le objeta no haber terminado de explicitar el concepto de entropía, cuando en su respuesta al jurado señaló que “es la energía que no se recupera, que está fuera del sistema”, y que se trata de un concepto que aplicó a su lectura de Macedonio Fernández.
Nuevamente deberemos pensar que el jurado se ha propuesto deliberadamente falsear en el acta final lo que ocurrió durante la clase abierta con el fin de beneficiar a la prof. Cella o no ha tenido la capacidad suficiente para escuchar lo que se dijo. Cualquiera de las dos interpretaciones es inaceptable.

Es decir, en otras palabras: todos los investigadores, docentes, escritores de Literatura Latinoamericana que usan como referentes sus textos, ensayos, libros, artículos, extraordinaria y extensamente probada calidad docente y me permito decir más importante que todo: calidad humana; los que lo convocan a todo tipo de evento internacional para que participe, aporte, enseñe, desde hace más de 20 años de carrera, según este jurado: ESTAN EQUIVOCADOS.

La actuación del jurado tuvo como consecuencia el pedido de nulidad con impugnación en subsidio de lo actuado. Se ha solicitado también la convocatoria a un jurado que actúe en forma imparcial.
Estamos convencidos que esta situación debe tomar estado público para evitar que se termine de consumar el despojo del que está siendo víctima el Profesor Roberto Ferro pero que perjudica, principalmente a los alumnos de la carrera de Letras al verse privados de contar con el mejor candidato para ocupar el cargo de Profesor Titular, y luego a la sociedad entera que sostiene la educación pública con sus impuestos y espera de los alumnos formados en las casas de estudio públicas una formación de excelencia que, en literatura latinoamericana, el Profesor Roberto Ferro es a todas luces el más capacitado para brindar.

Los invito a leer en detalle los aspectos legales, de vicio y errores de procedimientos en dicho concurso, los invito incluso a medir con la vara del sentido común la presentación del jurado de la evaluación, hagan su propio análisis, las actas son abiertas.


Pedido de nulidad, documento completo:http://robertoferro.blogspot.com/






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Con un corte metafísico, lo que viene después de la naturaleza, después de lo físico; un obsesivo Ahab, emblema de transformación o deformación del carácter a que el hombre se puede ver sometido si las condiciones son empáticas, son un símbolo que sobrepasaron el objetivo literario para transformarse en un análisis profundo de biología, religión, idealismo, venganza, racismo, política y cuanta representación de la humanidad sea posible en sus formas negativas.
Roberto Garriz, en su texto del número 25 de Odradek, Moby Dick, en una traducción muy personal; a su vez, un pliegue entre la literatura y nuestra Argentina, en donde la mención del faro de Eddystone no es casual, torre aislada y guía, un faro que históricamente atraviesa tormentas, la guerra de Francia, recambio de materiales, cambio de altura, y fama que lo hace permanecer aún.
Es decir, en este texto de Garriz la dualidad, entre los significados es ineludible, Moby Dick escapa incontables veces a sus perseguidores, los cuales son de diferentes nacionalidades. La ballena los enfrentaba, siempre los vencía.
En el texto de Melville, sólo Ismael se salva; en la famosa historia, según su traducción al hebreo Ismael significa “Dios oye”, y es el que cuenta la historia, una primera persona a quien Garriz le toma la voz.
Para leer y pensar, un texto muy atrevido, en el número 25 de la revista Odradek.


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El número 25 de la revista Odradek, ya en papel, se revela con un esquema meritorio para el análisis.
En un solo número, y con un tema actual, es en sí un muestrario de particularidades literarias muy interesantes, no sólo por su temática sino por la forma en que cada autor llevó a cabo la propuesta de cada texto.
En este número un motivo especialmente perturbador, como lo fueron los más de cien días de sucesos en Argentina en referencia al problema con el campo, los escritores de Odradek, como todos los habitantes de nuestro país, dejaron su huella en forma de visión personal.
En el caso de la revista, los autores: Germán García, con su texto “La carpa de Odradek”, cuyo título tiene ya una fuerte representación en los titulares de diarios, un arcano “Las nubes de Vijonte” de Mariano Quintero, (inesperado en esta serie), y el atrevido “Moby Dick” de Roberto Gárriz; conformar una serie en la que se puede encontrar el término conductor entre los contenidos.
Lo que tienen de común no es la temática “carpa”, pues si de ello se tratara, parecería que en la serie faltara el cuento de Yanina Bouche con “Las cosas por su nombre”, el de Ariel Bermani con “Tatuaje”, el más escueto “Carpa” de Nora Martinez. y me sobraría “Las nubes de Vijonte” que hace referencia a un argumento de Aristófanes.
Pero esta es la cuestión: lo que une esta serie no es el tema, en donde se arma el tejido con sus condiciones de desarrollo del lugar: la carpa; sino con algo que rige el eje de cada texto y es el hecho de que sus referentes no se encuentran en un lugar físico sino en la literatura.
Cada uno hace referencia a una historia, más famosa o menos famosa, de un texto literario ícono entre textos literarios y de gran producción de sentido en las épocas en que fueron publicados, aunque algunos, encontraron fama muy posterior a su publicación como el cuento de Melville.
Lo interesante de cada propuesta es que la trama de cada uno forma un sistema con esos otros textos; cada autor, como si algo sobrenatural les hubiera dirigido la inspiración ha usado diferentes recursos literarios para armar la red de sentido de sus historias.
En el cuento de Germán García, ya comentado antes, se usan los personajes y el mensaje en general del texto de referencia, que aplicado a la Argentina de hoy, nos da qué pensar, un argumento irónico, que despliega un humor ácido.
En el texto de Quintero, el uso de la metáfora es la conexión de sentido, la historia original que se revela, y su correspondiente organización de sintaxis genera la ironía en el uso de la ficción original y su doble.
Luego, la memoria del discurso reflejada en la historia paradigma de la venganza, Gárriz esgrime un narrador en primera persona, utiliza la voz del personaje y su circunstancia. Lo interesante de esta propuesta es que en dos palabras breves el autor despliega el sentido y coincide con el punto de epifanía del texto.
Este número es un interesante muestrario del uso de recursos literarios muy complejos desplegados con un equilibrio difícil de lograr en cuentos tan cortos.
Estos textos no funcionan como mensajes cifrados, su producción de sentido se revela y amplía en la propia escritura armando sistema con otros textos; finalmente en un giro literario inesperado, el último cuento, el de Roberto Gárriz, se completa con el resto de los textos que hacen referencia al tema, pues es con ellos que la sutileza del remate completa su ciclo. Es decir que se puede decir que en “Moby Dick”, hay un doble sistema, por lo menos, el texto de Melville y los textos de los otros autores. Un acierto perspicaz del autor.
Un número que honra el tercer año con que Odradek persiste.


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Se dicen muchas cosas, que domicilio desconocido suena a dimensión desconocida, a residencia de mendigo; algunos sostenemos que es la descripción de un laberinto, en donde coexisten el encuentro y el desencuentro, en suma, un lugar, que aunque encuentra domicilio fijo en las palabras, siempre cambia de lugar.
Para Germán García, se encuentra en la carpa de ODRADEK, entre el complot de las letras k y el espacio prestado que sugiere, señales que confunden, redundan, se desquician, ruedan, se anudan, se explayan, se postran, se equilibran, casi como Buenos Aires hoy, que aunque con domicilio desconocido nunca un año más reconocible, el kampo, la karpa, “Kafka al gobierno, Kierkegaard al poder”, un poco de kaos Argentino, con la excelente metáfora utilizada por Germán García basado en textos que Sören Kierkegaard publicó en 1945, bajo el pseudónimo de Hilarius Bogbinder, en su escrito “Estadios en el camino de la vida” que describe los tres tipos de existencia que el hombre puede llevar: la estética, la ética y la religiosa, todas conjugadas en este texto imperdible publicado en el número 25 por el autor en la revista Odradek.




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“A orillas del mar hay un niño que juega, desplazando de aquí para allá las piezas de su juego”, dice Nietzsche. El niño de Roberto Gárriz, desplaza la representación de la palabra con su escritura, ya con un elemento de abstracción imaginaria que involucra la grafía de la palabra. Es un niño que aunque en el juego se da a “detener la imagen, percibir en ella un valor de permanencia que pertenece al fondo de las cosas sencillas”, citando a Nietzsche; el objeto de su juego al ser la grafía de la palabra revierte la estaticidad de un juego y lo convierte en la reflexión de complejidad formal al esgrimir la lógica del sentido, a bucear en él.
Con el texto de Roberto Gárriz el niño enfrenta conjeturas lógicas, enfrenta el significante con el sentido y se abre a la cuestión con una fórmula simple y valiosa: el relato corto y contundente, con planteos fácilmente identificables en la cotidianeidad de las cuestiones infantiles que despiertan ante la magia de la palabra.
Exquisito cuento para niños, hermosamente ilustrado por Cecilia Varela y publicado en el Blog Nubes Rojas.
Roberto Gárriz es escritor de la revista Odradek.
Ana Abregú.


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Entre los mitos que se le concede al azar, la invención de la pólvora, del neumático, del post-it, del plástico, por nombrar los más conocidos, lo cierto es que el azar goza de tanto prestigio que es fácil atribuirle un sin número de derivaciones, pero entre esas consecuencias no es común incluir a los números, ya que los números, por el contrario, gozan de una saludable influencia del orden, de lo ponderable, de lo previsible.
Pero como en Odradek todo puede suceder, a Vanesa Pafundo la conmueve el azar de los números, nuestro número 24, ya dos años, no camina, vuela.
El azar no sufre el encomio de la concatenación, el azar se da el lujo de interrumpir, el azar de los ruidos se interrumpen con el silencio, los números no se ven afectados por más interrupción que la voluntad.
El número 24 es un logro de voluntad, de placer, de atrevimiento, de antología.
Si a los artistas la inspiración les puede llegar en cualquier momento, los científicos deberían ser sorprendidos por este azar entre probetas y fórmulas magistrales. Serendipia es el neologismo que define el azar inesperado de sucesos. Es un préstamo del inglés serendipity, que a su vez lo tomó de Serendip, un legendario reino en la isla de Sri Lanka en el que los príncipes tenían el don del descubrimiento fortuito.
Ya sea por azar, para Vanesa Pafundo, o por la costumbre de calibración exacta de los números, Odradek goza de muchos dones, entre ellos ofrecer buen ejemplo de literatura latinoamericana.



Ana Abregú

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“Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga”, es el título del texto que Ezequiel De Rosso ha publicado en el último número de la revista Odradek, el número 24.
Desde el título y hasta el final, el uso de la sinécdoque refiere a una relación entre el espacio geográfico y la literatura, sin que se pueda determinar qué define a quién.
Subyace en el planteo un interesante cruce entre la conducta tribal, residuos atávicos aparentemente sostenidos por el análisis de la conducta social del hombre, y la literatura, conducta adquirida si es posible definirla así.
La conducta tribal, usada con un dispositivo de protección para defenderse de predadores y grupos humanos extraños, compensar riquezas y calamidades individuales, era el gran contenedor grupal para intercambiar información acerca de la presencia o ausencia de enemigos, e intercambiar información acerca del uso de instrumentos que permitan mejorar la vida del grupo. En la conducta tribal literaria hay, no sólo un comportamiento repetido, protección, contención, comprender mejor el mundo, sino que por una pretensión de sedante, a veces, conlleva a un fin, por “naturaleza”, indeseado, el lugar común y el clisé narrativo.
Este señalamiento de Ezequiel De Rosso, es bien recibido, es un signo de que no siempre la tendencia hacia una situación confortable desemboca en una literatura de consumo facilista. Si se puede hablar de un “racismo” en literatura sería en relación a textos mal construidos, referentes repetitivos de una irrealidad tranquilizadora que se repite como un mantra para apaciguar al lector.
Es una opinión personal que las características de la cultura tribal reaparecen incansablemente cada vez que se aflojan los lazos culturales, y en algunos casos, como en el que se señala, en dicho texto y citando al autor: “el buen gusto de la literatura de Palermo tal vez permita todavía algunas magias menores”.
La cultura tribal, que ayer era una estrategia racional de supervivencia, hoy referida a la literatura, demuestra que no siempre es un producto indeseable de las limitaciones del sistema social.
A leer pues, la revista. http://www.odradek.com.ar/
Ana Abregú.

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Esa es la pregunta que encuentro en general, cuando han conocido los contenidos de nuestra revista. La curiosidad comienza, cuando se les ocurre que no puede ser meramente una palabra que calza bien en la boca, sino que es una revista de literatura y en todas las revistas de literatura hay un malintencionado uso de palabras que significa que el lector tiene que saber que todas las palabras en una revista de literatura tienen una intención maligna, que en general apela a la biblioteca del lector para revelar o establecer un código con él, y a partir del cual toma estatus de prinvilegio. El lector no la palabra.


Supongamos por un momento que soy Kafka, en ese caso, y como soy Kafka puedo imaginarme cualquier cosa que Kafka imagine, tal que si me preguntaran qué es Odradek, pensaría que lo hermosamente perfecto de que alguien se pregunte eso, es que yo no responda nunca. Pero como sólo finjo ser Kafka y tengo alguna contaminación de otro ser que no es Kafka, sino yo, que finjo ser Kafka, intento responder como lo haria Kafka.


Con el texto que generó la palabra. Así que aquí, y ante numerosas solicitudes y preguntas al respecto va el significado de Odradek.



Las preocupaciones de un padre de familia



Algunos dicen que la palabra «odradek» precede del esloveno, y sobre esta base tratan de establecer su etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán, con alguna influencia del esloveno. Pero la incertidumbre de ambos supuestos despierta la sospecha de que ninguno de los dos sea correcto, sobre todo porque no ayudan a determinar el sentido de esa palabra.
Como es lógico, nadie se preocuparía por semejante investigación si no fuera porque existe realmente un ser llamado Odradek. A primera vista tiene el aspecto de un carrete de hilo en forma de estrella plana. Parece cubierto de hilo, pero más bien se trata de pedazos de hilo, de los tipos y colores más diversos, anudados o apelmazados entre sí. Pero no es únicamente un carrete de hilo, pues de su centro emerge un pequeño palito, al que está fijado otro, en ángulo recto. Con ayuda de este último, por un lado, y con una especie de prolongación que tiene uno de los radios, por el otro, el conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.
Uno siente la tentación de creer que esta criatura tuvo, tiempo atrás, una figura más razonable y que ahora está rota. Pero éste no parece ser el caso; al menos, no encuentro ningún indicio de ello; en ninguna parte se ven huellas de añadidos o de puntas de rotura que pudieran darnos una pista en ese sentido; aunque el conjunto es absurdo, parece completo en sí. Y no es posible dar más detalles, porque Odradek es muy movedizo y no se deja atrapar.
Habita alternativamente bajo la techumbre, en escalera, en los pasillos y en el zaguán. A veces no se deja ver durante varios meses, como si se hubiese ido a otras casas, pero siempre vuelve a la nuestra. A veces, cuando uno sale por la puerta y lo descubre arrimado a la baranda, al pie de la escalera, entran ganas de hablar con él. No se le hacen preguntas difíciles, desde luego, porque, como es tan pequeño, uno lo trata como si fuera un niño.
-¿Cómo te llamas? -le pregunto.
-Odradek -me contesta.
-¿Y dónde vives?
-Domicilio indeterminado -dice y se ríe. Es una risa como la que se podría producir si no se tuvieran pulmones. Suena como el crujido de hojas secas, y con ella suele concluir la conversación. A veces ni siquiera contesta y permanece tan callado como la madera de la que parece hecho.
En vano me pregunto qué será de él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber tenido alguna razón be ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso de Odradek. ¿Acaso rodará algún día por la escalera, arrastrando unos hilos ante los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir.


Franz Kafka


Ah. Si por alguna razón incomprensible, no encontraron la respuesta que buscaban, les recomiendo buscarla en Odradek.

Ana Abregú.

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Nuestro Consejero Directivo Ariel Bermani respondió las interesantísimas 10 preguntas del suplemento cultural del diario PERFIL del domingo 29 de junio pasado.

Para leer sus respuestas (y que las chicas vean además lo guapo que es) pueden hacer click acá.


El Consejo de Redacción de Odradek.

por Adrián DRUT.

Lo primero que me viene a la mente es lo siguiente: Hubo una época en la que cualquiera que contara con el dinero suficiente se hacía imprimir su librito de poemas, su recopilación de relatos fantásticos, su ensayo sesudo, su novela autobiográfica. La auto-edición era el único camino para hacer circular y distribuir – entre amigos y conocidos la mayoría de las veces, en alguna librería amiga si había suerte o contactos - algo que de otro modo no vería jamás la luz. Lo cierto es que muy poco diferencia a esas producciones (en contenido y calidad, no así en número) de las que pueblan los blogs que exponencialmente saturan día a día la web.

Un par de números atrás, un miembro del staff de ODRADEK escribía acerca de lo que significaba ser (o no ser) un “blogger”. Poco después la polémica estalló - si se puede llamar estallido a unos cuántos petardos lanzados con mucho tino a la cara de cientos de miles de escribas virtuales – a causa de las declaraciones de un conocido filósofo/escritor/intelectual nacional, y su consecuente retaliación por parte de aquellos (la mayoría) que se sintieron tocados, damnificados, “humillados y ofendidos”.

Si el paso de comedia saltó a los medios masivos fue por la estatura de quien opinó primero, y en absoluto a causa de los que respondieron en masa, sin ninguna creatividad y además velozmente (Internet como medio es ante todo eso: veloz) sin tomarse el trabajo de leer ni mucho menos de analizar la frase en cuestión.

Uno y otros hablaban, sin embargo, de cosas diferentes, como bien remarca alguien que, aun sin ser santo de mi devoción, sí tiene la virtud de reflexionar (y además, cómo no, tiene un blog).

La crítica – y el defecto – que en cuestión JPF le atribuye a los blogs no es privativa de ellos, como él mismo lo hace notar, y es ésto lo que se les escapa a los que se indignan cuando les muestran sus falencias. Apenas, y por cuestiones de cantidad, de moda, y de facilidad de acceso, es más visible, más evidente y más numerosa. Hace bulto.

Porque, y pongámonos serios un momento, ¿cuánta basura sin sustento, mal escrita y con contenido imbécil se edita anualmente en la Argentina? Y para colmo de males mucha de esa basura consume recursos (publicitarios, humanos, económicos) que bien podrían destinarse a otra cosa. ¿Cuánta de esa basura (producto de la decisión de los cerebros afiebrados del departamento de marketing, que llega luego del obligatorio brain-storming post análisis del market share y teniendo en cuenta el último figure-cut de brand positioning.. ah sí, los publicistas y “creativos”... ) editada con pompa y brillo y a precios exorbitantes termina a los pocos meses en la mesa de saldos de una avenida céntrica?

No habría que tener empacho en reconocer que el nivel de pelotudismo de uno es independiente de si se tiene o no un blog. El pelotudismo, al igual que el talento (o la falta de él), no se agranda ni se achica por entretenerse un rato escribiendo y leyendo idioteces en la web. Lo cual supone – dicho sea de paso – que el sujeto que a tal cosa se dedica debe ejercitar al menos sus aptitudes para leer y escribir, aunque sea a un nivel básico. Y eso, sobre todo en un país como éste, creo que es ya preferible a los miles de lipoaspirados cerebrales que todas las noches babean frente a una pantalla – otra pantalla – viendo quién se rompe una pierna bailando o patinando.
Como le escuché decir no hace mucho a alguien: “cuando puteás porque Tinelli es lo que es, preguntáte cuáles son los intelectuales con los que contamos para tirarle”.

Existen remeras que llevan escrita (en inglés, a fin de cuentas el mercado lo es todo) la única verdad del asunto: “A nadie le importa tu blog!”. Y es hora de que lo sepas. Así como tu librito impreso con sudor apenas si sobrevive en la estantería de tus mejores amigos y en una caja en el fondo de tu armario (apostemos: ¿tu madre aún conserva su ejemplar?), tu blog sólo es leído por un máximo de diez personas que te conocen y te dejan comentarios para divertirse.
A menos, claro, que formes parte de esos elegidos que publican en las plataformas digitales de los grandes medios. Caso en el cual el soporte es lo de menos (y el talento también), porque sencillamente se trata de otros pelotudos igual que vos, pero que tuvieron la suerte o el contacto precisos como para interesarle a alguien.

El problema no está en el soporte. El problema está – como siempre y para siempre – en el estilo. En lugar de putear a alguien que critica los blogs (pero tiene estilo), o en lugar de putear a alguien que escribe blogs (si no lo tiene), ocupáte del estilo. Es lo único que cuenta.

“Evitá los lugares en donde se habla de libros.
No hables sobre tu trabajo, no hay nada que decir acerca de él.
No te preguntes por qué ni para quién escribís, pero pensá que cada una de tus frases podría ser la última”.

Philippe Djian.

Adrián DRUT nace cuando era muy pequeño, apenas un bebé. Intentó sin suerte hacerse millonario, estrella de rock y modelo masculino. Habla y escribe fluidamente en francés y en inglés, y champurrea en portugués (pero aun no logra aprender español).

Tiene mucho tiempo libre, razón por la cual opera los blogs Criminal, Crimináipod y Conectados.

Trabaja actualmente en su tercera novela (trabaja es un decir).

Vanesa Pafundo nació en Buenos Aires, una noche de martes del mes de febrero. Su segundo nombre "Mara" fue ocultado por años, hasta que prefirió darlo a conocer antes de seguir aceptando las oprobiosas rimas de su ya conocido "Vanesa". Dicen quienes la conocen que ésa es la razón por la que nunca fue amiga de la poesía. Todavía no se sabe qué le hizo la literatura, pero debe haber sido muy grave.
Trabajó incansablemente de cualquier cosa hasta que conoció a los miembros de Odradek. Ahí se dio cuenta de que labura el que quiere. Hoy escribe crítica y no para de darle vueltas a la cantinela de lo difícil que es escribir desde hace 23 números.

En un lugar lejano de La Mancha, en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, los días 7, 8 y 9 de mayo de 2008 se llevó a cabo el Encuentro Iberoamericano de Revistas Culturales con la presencia de directores y responsables de publicaciones de Argentina, Chile, México, España, Colombia, Venezuela, Costa Rica y Uruguay. Además estuvo Odradek.


Después de las exposiciones sobre las realidades del sector en los distintos países, se llegó a la conclusión que los problemas que afrontan son bastante parecidos y pueden resumirse en:
1)Falta de apoyo estatal.
2)Falta de apoyo privado.
3)Falta de lectores interesados en comprar revistas culturales.
Se identificó claramente a los suplementos literarios de los periódicos de mayor tirada como el enemigo que se apropia de los recursos publicitarios, recibe el asistencia interesada de las editoriales que los utilizan como vidriera para sus productos, recluta a las mejores periodistas con el sencillo argumento de abonarles sus participaciones y se queda también, en la mayoría de los casos, con la independencia de criterio de quienes allí escriben.
“La del alba sería cuando Don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo…No había andado mucho, cuando le pareció que a su diestra mano, de la espesura de un bosque que allí estaba, salían unas voces delicadas, como de persona que se quejaba; y apenas las hubo oído, cuando dijo: gracias doy al cielo por la merced que me hace, pues tan presto me pone ocasiones delante, donde yo pueda cumplir con lo que debo a mi profesión, y donde pueda coger el fruto de mis buenos deseos: estas voces sin duda son de algún menesteroso o menesterosa, que ha menester mi favor y ayuda: y volviendo las riendas encaminó a Rocinante hacia donde le pareció que las voces salían; “
Los asistentes al encuentro presentaron sus publicaciones: todas de jerarquía, lujosas ediciones conteniendo interesantísimos artículos que, en la estadística de ventas, poco importan al gran público consumidor, lo que ahuyenta a los patrocinadores.
¿Cómo revertir esa situación? ¿Cómo hacer visibles las revistas culturales? Considerando que cierta cultura interesa poco resulta difícil creer que las revistas dedicadas a esa cultura se conviertan en un éxito de ventas.
Ante este panorama desolador suenan voces reclamando cambios. Ufanados por sus tradiciones, los representantes de cada país exhiben algún antecedente más o menos presentables de revistas culturales que pese a algo (a no haberse valorado en su época, o a no haber publicado más de cinco números, o a haber terminado apoyando la dictadura de fulano, o haber sido financiado en sus comienzos por la Pepsi, o haber albergado en sus filas al que terminó confinado en Carabanchel) fueron señeras en su momento, o fueron la semilla de tal o cual cambio o alentaron aquella conquista social. Se acreditan los linajes y se reclaman las herencias que estuvieran más o menos vacantes.

Odradek, como el Hidalgo, va privado de dineros y camisas pero listo a lanzar su desafío a los gobiernos y a las grandes corporaciones que han sido indiferentes, cuando no directamente hostiles a las revistas culturales.

“Y viendo don Quijote lo que pasaba, con vos airada dijo: descortés caballero, mal parece tomaros con quien defender no se puede; subid sobre vuestro caballo, tomad vuestra lanza, que yo os haré conocer ser de cobardes lo que estáis haciendo”

No faltaron en el Encuentro las propuestas para crear comisiones que organicen nuevos encuentros para debatir la triste realidad del sector. Mientras se discuten iniciativas algunas revistas conseguirán apoyos y otras sucumbirán en el intento.
Odradek continuará cabalgando sin auspicio, compartiendo el no lugar de las revistas culturales malqueridas hasta que nos llegue la hora tan gloriosa, de vendernos al Excel Group. Entonces dejaremos a Cervantes y entraremos en el encantador mundo de Kafka: lo advertimos, por algo nos llamamos Odradek. Un secreto a voces.

El resúmen oficial del encuentro puede leerse acá.


Participaron:
El malpensante (Colombia)
Luna de locos (Colombia)
Replicante (México)
Cuaderno Salmón (México)
Diario de Poesía (Argentina)
Plátanoverde (Venezuela)
Ciertopez (Chile)
Otra Parte (Argentina)
Letra Internacional (España)
Odradek (Argentina)

Roberto Gárriz, porteño y cosmopolita, practica el dandismo sin éxito. Autor de la novela “Echándonos de Menos” (ediciones De La Flor- 2005)

Algo más interesante

por Roberto Gárriz.

Saltó de a uno por los noventa canales de la tele, incluyendo los nevados y los borrosos. Volvió al punto de partida. Revisó los mensajes de texto guardados en el celular. Levantó el libro como para conocer su peso exacto. Lo dejó. Descubrió la revista. La desplegó. Leyó los títulos, algunos, no todos. Buscaba algo más interesante.


El texto completo de este artículo se encuentra en ODRADEK 22 (y también acá, porque ESTE es el texto completo).

PS: Gárriz , vagoneta!

Nora Martínez. Cinturón negro de yoga. Escribe 24 caracteres por segundo.
Su verdadero nombre es Martínez Nora.
Hija de dos maestros de frontera (Adrogué-Burzaco).

En Odradek no sólo producimos los textos que se publican en la revista, sino también otras maravillas dignas de ser coleccionadas. A medida que se nos ocurran (lo cual sucede raramente) las podrán encontrar en formato ipaper como en esta entrada, y también en descarga directa, en la barra de la izquierda.
A modo de adelanto, la verba irredenta de Ezequiel De Rosso glosando sobre Macedonio Fernández.
(Artículo leído ante un nutrido grupo de fans durante los festejos del aniversario de ODRADEK en la Fundación Descartes en 2007)

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Yanina Bouche. Últimamente no ganó nada, pero hace algunos años se alzó con varias medallas, fuera de joda (salto en alto, salto en largo, mejor promedio, 100 metros llanos). Su padre tenía la habilidad de escribir en espejo (con ambas manos, de izquierda a derecha y viceversa), su madre llegó a guardar el costurero en la heladera y a ponerle Odex a la ensalada. Ello explicaría buena parte de su creatividad, ¿no?

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