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A propósito de la intimación de no leer una revista, según se ha publicado en la entrada anterior, es que se desencadenó una verdadera tormenta de adhesiones. Simplemente para no defraudar a tantos compañeros de lucha que han decidido unirse a nosotros es que les dedicamos estas líneas. Lejos está de nuestro ánimo continuar dándole importancia a quienes nos copian, pero es necesario destacar que cada vez son más los no lectores que suman su voluntad de no leer a los plagiarios. Hemos descubierto que la gran mayoría de los habitantes del planeta están con nosotros, sobre todo los jóvenes y los niños. Nos da gusto y nos gratifica profundamente observar el entusiasmo con que personas de cualquier nacionalidad adhieren a la consigna de no leer. Con esa fuerza que nos da la mayoría silenciosa que pacíficamente se ha volcado a nuestro favor, es que damos por concluido el asunto y pretendemos, en adelante, no tener que recurrir a medidas de fuerza como la que le impusimos a aquel que no nombraremos.
Roberto Gárriz

Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek

El consejo directivo de la revista Odradek ha tomado medidas contra Hernán Casciari y su socio que responde al apodo de Chiri, con el objeto de hacer pública la circunstancia que a continuación se expone.
El nombrado Casciari dijo haber concebido la idea de hacer una revista literaria de calidad, entregando el pdf de la misma en forma gratuita, sin publicidad, ergo, empobreciéndose con ella hasta agotar la abultada suma de dinero que percibió por su libro "Más respeto que soy tu madre". Por nuestra parte, la revista Odradek plantea: Más respeto que la idea de la revista es nuestra, y ya cumple cuatro felices años empobreciéndonos. Claro que la diferencia estriba en que el dinero que tiene Casciari supera a nuestro modesto capital, por lo que Odradek responde a un formato más humilde. Además se entrega en forma gratuita en papel, en las mejores librerías y otros selectos lugares.
Como parte de nuestra campaña en aras de desenmascarar al Sr Casciari, la semana pasada le remitimos una carta a su blog "Orsai", y otra al correo de lectores de la revista Ñ donde fue publicada la nota que nos alertó sobre la maniobra.
Más abajo se exhiben copias de esas cartas.

Roberto Gárriz


Señor director de la revista de cultura Ñ:
Hernán Casciari en la entrevista del número 369 confiesa que está concibiendo un proyecto que consiste en una revista claramente copiada de la revista Odradek, cuyo Consejo Directivo integro. Odradek ha cumplido 4 años en la más completa invisibilidad, regalando el pdf y la edición en papel sin aceptar publicidad. Es decir, que la idea de empobrecerse a partir de una revista literaria de calidad constituye un plagio evidente. Por eso procedimos a intimar a Casciari a que suspenda la salida de su publicación bajo apercibimiento de no leerla e instamos a Ustedes por este medio a hacer público nuestro reclamo, a modo de compensación, sugiriendo como título “Los anteúltimos románticos”.
Roberto Gárriz
Miembro fundador e integrante de la revista Odradek



A continuación copia de la carta enviada al Sr Hernán Casciari:

Buenos Aires, noviembre 1 de 2010.-

Señores Hernán Casciari y Christian Gustavo Chiri:

Según he leído en la entrevista publicada en el suplemento Ñ de fecha 25 de octubre de 2010, han decidido publicar una revista.
De la atenta lectura surge a las claras que las ideas que motivan tal decisión son plagiadas de la revista Odradek, a cuyo consejo directivo pertenezco.
La revista Odradek hace cuatro (4) años que sale puntualmente todos los meses, por lo que su invisibilidad no podría ser excusa acerca de vuestro supuesto desconocimiento de la misma. Cuatro años antes que a ustedes, a nosotros se nos ocurrió hacer una revista literaria que no llevara publicidad, publicar solamente cosas que nos “encanten”, regalar el PDF de la revista (puede vérselo en
www.odradek.com.ar) y hemos ido más allá: también regalamos la revista que es de distribución gratuita. De lo anterior puede colegirse con facilidad que cuatro años antes que ustedes decidimos gastar todo nuestro dinero en esta empresa. Acaso la diferencia con su proyecto es que nosotros tengamos menos capital.
Por lo expuesto los INTIMAMOS a que suspendan la salida de vuestra publicación bajo apercibimiento de no leerla.

Roberto Gárriz
Consejo Directivo de la revista Odradek

QUEDAN USTEDES LEGALMENTE NOTIFICADOS











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Todos los años, en agosto, se reabre el debate. El staff de la revista se divide en posiciones encontradas. Hacemos cuentas, buceamos en la historia, buscamos testigos, discutimos con las pruebas en la mano. Pongamos como ejemplo lo que sucede este año. Llevamos publicados 48 números, uno por mes, dicen algunos, resulta concluyente que el 49 (agosto 2010) inicia un nuevo año, el quinto.
Pocos recuerdan la edición de Papeles de Buenos Aires que editamos para nuestro primer aniversario, numerándola como una más de nuestras ediciones, sin que reemplazara la que correspondía al mes de septiembre del año en cuestión. Es decir que son 48 ediciones mensuales más una del “Papeles de Buenos Aires”: 49.
El número 50 (cincuenta) sería el primero del año número 5. Recién entonces, supongo, estaremos en condiciones de poner en portada: año V. Recién entonces se podrán encargar los sanguchitos de miga, las bebidas espumantes y las gaseosas de bajas calorías.
Con ese panorama por delante entraremos en el debate de si 5 años son muchos o pocos para una publicación literaria mensual de entrega gratuita como la nuestra; debatiremos acerca de si efectivamente existen motivos suficientes para festejar o no. Pero antes había que ponerse de acuerdo en la fecha del aniversario. Eso es lo que hemos intentado hacer mediante estas líneas que no considero que agoten la cuestión ni mucho menos, pero intentan echar luz, sobre todo para los que están esperando la referencia precisa para hacer llegar algún presente o una sencilla felicitación.

Roberto Gárriz



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Mucho se ha escrito en el debate libro electrónico contra el impreso en papel.
Los artículos se inclinan por una u otra opción con variados argumentos. No es nuestro caso. Poco nos importa ese debate. Cada uno leerá como quiera lo que quiera y donde quiera.
Sin embargo pensamos que no se tiene en cuenta un aspecto del asunto. Tratándose de libros, los hay mejores y peores, para hacer una clasificación simple.
Pensemos en los peores, cada quien sabrá de qué hablo. Supongo que el libro digital tendrá una tecla para borrarlo o ponerlo en la papelera que estará representada por uno de esos tachos de basura más o menos altos. Mediante el sencillo procedimiento de tocar una tecla el libro viajará, tal vez página por página como llegan los archivos, hasta su destino final de “papelera”. También puede resultar agradable el pensamiento acerca de la palabra “Eliminar”. O la pregunta “¿está seguro que desea eliminar Tokio Blues?” o “si usted hace clic en acepta Tokio Blues se eliminará para siempre” y uno hace clic y chaupinela. Eso está muy bien. Siempre y cuando no lo comparemos con el placer de tener el libro en papel y arrojarlo contra una pared. Verlo caer abierto, acaso desparramando hojas, prematuramente descuartizado. Observarlo en el suelo con una tapa o varias hojas dobladas, desarticulado como un suicida de alturas.
La versión electrónica nos priva, además, del privilegio de clasificar y castigar, enviando a los confines oscuros y lejanos de la biblioteca a nuestros libros más despreciados. Condenando al ostracismo de la fila de atrás a aquellos que nos resultan vergonzosos pero no queremos tirar por las mismas razones que nos negamos a aceptar la pena de muerte.
La revista Odradek reúne lo mejor de los dos mundos. Del mundo digital tiene las ventajas de que es fácil de llevar, liviana, sus amplios espacios en blanco permiten escribir otras obras en ella. A su vez, como todo producto en papel, no necesita de la energía eléctrica o baterías, puede ser archivada sin ocupar espacio en la memoria de su ordenador, puede arrojarse al suelo o contra una pared con facilidad y sin riesgos para la propiedad o la salud de otras personas, permite su utilización como envoltorio o para la ignición. Finalmente hemos tratado de evitar el crecimiento de la revista en número de páginas y en tirada con el objeto de no comprometer el ecosistema agotando la existencia de árboles para elaborar el papel necesario. Apenas unos pocos troncos por mes a cambio de un bosque de cultura.

Roberto Gárriz



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Es domingo a la mañana en cualquier bar de la ciudad de Buenos Aires que por cortesía o política comercial ofrezca a sus clientes ejemplares de los principales diarios del día.
En esa o aquella mesa los que están sentados cogotean posando su mirada en esa otra o aquella otra mesa buscando el diario que acompañe su café.
Se ponen de pie, merodean a los lectores dubitativos, impiden la circulación de los mozos, preguntan a los otros parroquianos señalando algún periódico sobre su mesa ¿es suyo? La imagen en su conjunto es triste pero de alguna manera refleja el carácter de cada uno y la forma en la que se desempeña respecto a los bienes que son para uso público. La experiencia indica que existe un “vacío legal” respecto al comportamiento en esta materia, es por eso que se publica lo siguiente:

Protocolo de uso de publicaciones ofrecidas por cortesía en bares y cafés

1. el material de lectura está a disposición del cliente para que pueda informarse ligeramente de las principales noticias de actualidad. NO está allí para ser estudiado exhaustivamente, ni para ser objeto de un pormenorizado análisis semiótico. La brevedad en el lapso en el que dispone del material será considerada signo de buena educación. Hay gente esperando.

2. el material de lectura se cuidará más que si fuera propio y se devolverá al sitio destinado para su exhibición y ofrecimiento en perfectas condiciones, completo, es decir sin arrancar hojas o secciones (aunque se piense que esas hojas no le interesan a nadie/ son solamente los horarios del cine/ son solamente los clasificados).

3. será considerado un chancho el lector que subraye, marque, anote teléfonos y mucho más, el que se dedique a resolver la claringrilla o similares.

4. se considerará nulo el pacto entre clientes del tipo “¿cuando termine me lo acerca a aquella mesa?” tendiente a defraudar a clientes respetuosos o timoratos.

5. en ningún caso se requerirá la intervención del mozo/a o camarero/a para que medie, ya sea favoreciendo la entrega o apurando el retiro del material.

6. para el supuesto que el cliente lector, provisto del material público se encontrara inoportunamente con algún conocido a favor del cual tuviera que interrumpir la lectura más allá del tiempo que lleva decir “cómo te va/ tanto tiempo/ cómo andás/ saludos a la familia” ordenará rápidamente el diario y considerará perdido su turno, depositando el material en el lugar dispuesto al efecto por las autoridades del bar, pudiendo recuperarlo nuevamente tras despachar la dificultad. El mismo artículo será aplicable para el caso de llamadas al teléfono celular o intercambio de mensajes de texto que entorpecieran la lectura por más tiempo que el consignado en esta cláusula.

7. en ningún caso el lector podrá permanecer con el material en su mesa una vez terminada la lectura.

8. se considerará infracción grave apoyar objetos (carpetas, carteras, computadoras) sobre el material público disimulando su presencia sobre la mesa, e impidiendo la lectura o el reclamo por parte de otros lectores.

9. el lector evitará mojar el material o descargar sobre él migas, queso crema u otros productos. No será castigada la marca circular, típica impronta del pocillo de café.

10. en ningún caso se podrá llevar el material al baño.


Basta concurrir a cualquier bar para coincidir con la imprescindibilidad de la urgente aplicación de este decálogo. Pero también es oportuno resaltar las ventajas de optar por la lectura de la revista Odradek, que es fácil de leer, liviana para transportar y se entrega en forma gratuita. Defrauda así al sistema capitalista gambeteando el comercio y la especulación. Por otra parte, al entrar al patrimonio de la persona mediante la posesión, constituye un pilar fundamental de la propiedad privada, pudiendo ser llevada al hogar o a la calle, sin necesidad de estar sometida a decálogos ni a reglamentos de ningún tipo. Lo que haga usted con ella si de ningún modo ofende al orden y a la moral pública, ni perjudica a un tercero, está sólo reservado a Dios, y exento de la autoridad de los magistrados.
Roberto Gárriz

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En el caso más desesperado, la obra aparece bajo la forma absolutamente indescifrable del más ínfimo, del más absurdo de los objetos.

Quisiera detenerme un poco sobre este último caso, en el que Kafka, curiosamente, personifica su obra en un objeto llamado Odradek, una bobina de hilos enredados que, hecha de una materia indefinible y dotada de una especie de vida, responde cuando se le llama por su nombre y es incluso capaz de reír. El relato del que Odradek es el héroe se llama Las Preocupaciones de un Padre de Familia.

Forma parte del libro Un Médico Rural y fue escrito durante el invierno de 1916-1917. Cosa curiosa, contiene una alusión muy clara a la tuberculosis de Kafka, que sin embargo no se declararía hasta el mes de julio de este mismo año. Y contiene otra, más velada, a los sentimientos de Kafka experimentaba respecto a su propia creación y que, entre otras razones, sin duda le condujeron a condenar, ya que no a destruir personalmente, toda la parte póstuma de la obra.

En efecto, después de haber discutido el doble origen checo y alemán de la palabra Odradek, palabra por supuesto completamente imaginaria, el padre de familia, con el que Kafka puede identificarse aquí, puesto que él también es padre de su obra, describe el objeto familiar y sin embargo inasible que asedia su casa y que es, en suma, el “genio” del lugar. Es una bobina plana, en forma de estrella –alusión al tercer origen del objeto, el judío- hecha de fílamentos de todos los colores y de todas cualidades, enlazadas en sus extremos y enredados. Odradek anda y habla, o más exactamente, cojea apoyándose en un extremo de su estrella y sabe apenas identificarse. Odradek también puede reír, pero su risa es como la que se produciría sin pulmones, inhumana, y por tanto, ni trágica ni cómica, ni seria, ni alegre –en suma, la risa que provoca lo que se ha dado en llamar desafortunadamente el humor de Kafka. “Estaría tentado, dice el padre de familia, de creer que este sistema tuvo en otro tiempo una forma útil y que ahora es una cosa rota. Pero sin duda sería un error, o al menos, nada revela que esto deba ser así. No se perciben empalmes ni fisuras que permitan pensarlo: el conjunto parece absurdo, pero completo en su género”. Este pequeño “genio” al que se trata como a un niño, y ello sucede –dice el narrador- aunque sólo fuere a causa de su pequeño tamaño, no mora en las estancias habitadas de la casa, sino en el granero –dicho de otra manera, en las alturas-, o también en la escalera, los corredores o el vestíbulo, es decir, en los lugares que comunican a las habitaciones entre sí y a la casa con el exterior. Desaparece durante meses, pero siempre vuelve, como la inspiración, que es caprichosa, imprevisible y, sin que se sepa por qué, fiel pese a todo. En su calidad de cosa compuesta, semi-viviente, semi-inanimada, absurda, sin origen definido, ni fin, ni futuro, Odradek parece pertenecer a un espacio intermediario del que la propia muerte está excluida, Y el pensamiento de esta eternidad inspira al padre de familia un melancólico ensueño.

“En vano me pregunto qué será de él. ¿Puede, acaso, morir? No hay nada que muera sin haber tenido una especie de objetivo, una especie de actividad que haya sido utilizada; no es este el caso de Odradek. ¿Seguirá descendiendo la escalera, arrastrando tras de sí sus filamentos, ante mis hijos y los hijos de mis hijos? Sin duda, no molesta a nadie; pero la idea de que deba sobrevivirme me es casi dolorosa.”

Quisiera no examinar con torpe énfasis este texto admirable, tan preciso en su enunciado poético que la exégesis es positivamente impía. Pero Kafka, como es sabido, exigió a su amigo Max Brod que destruyera todos sus papeles póstumos, sin leerlos ni entregárselos a nadie, y desde hace treinta años la crítica se interroga sobre esta extraña voluntad que, a la vista de la conciencia que Kafka tenía de su gran valor, parece en general paradójica, si no incomprensible. Sin embargo, ¿no se encuentra la clave en su obra misma, en estos relatos en los que la literatura es ella misma su propio espejo y, singularmente, en este Preocupaciones de un Padre de Familia en el que Kafka, en términos alusivos, pero a fin de cuentas transparentes, hace melancólicamente la crítica de su arte? Como los escritos de su autor, Odradek participa de dos lenguas y se apoya en tres culturas diferentes –la alemana, la checa y la judía-, sin por ello poder reivindicar ninguna. Es híbrido y disparatado, hecho de hilos rotos que se anudan, se mezclan y no conducen a ninguna parte: es la imagen que Kafka se hacía de sus innumerables fragmentos que, de hecho, componen un extraordinario laberinto en el que el hilo conductor parece escaparse constantemente, y que, verdaderamente, parecen perfectos en su género, pese a su aire indescifrable y a su ausencia de fin. Absurdo, inútil, solitario, Odradek obtiene parte de su misterio de su naturaleza infantil y en cierta manera inmortal, mientras que su risa “sin pulmones” remite a una especie de cielo helado donde se anularían todos los contrarios, a una promesa de eternidad triste de la que Kafka dice que le hace casi daño. Observad que “casi”, lo que explica que Kafka, pese a todo, no haya destruido su obra personalmente, y en último término justifica la decisión de Max Brod de salvar a Odradek de la nada, transgrediendo la prohibición de su amigo.



Marthe Robert

Acerca de Kafka, acerca de Freud. Ed. Anagrama, Barcelona, 1980



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Proust, literatura, revista Odradek recomienda

Por Gastön Pecznik, librería Clásica y Moderna, Callao 892.

Inspirado en las lecturas:

• Marcel Proust / En Busca del Tiempo Perdido - 1-Por el lado de Swann. / Alianza Editorial

• Vladimir Nabokov / Curso de Literatura Europea / Zeta Editores



¿Qué hay más allá del lenguaje? Wittgenstein decía “las fronteras del mundo son las fronteras del lenguaje” Marcel Proust fue un escritor formidable, un militante de la belleza, su narrativa alcanza dimensiones que la literatura no había conocido hasta entonces. La obra “En Busca del Tiempo Perdido” rompe contundentemente con la literatura decimonónica, sus personajes son diletantes, carecen por completo de importancia social o histórica, las únicas profesiones de los personajes son artísticas o intelectuales, ¡trabajan para producir placer al autor, quien se muestra muy interesado en las diversas máscaras bajo las que se presenta una misma persona ante los demás!; el amor tiene una variedad de manifestaciones y sus posibilidades son sempiternas, no hay una sola forma de amor en Proust y es debido a la manifestación de su libre pensamiento que todo lo vulgar se vuelve rápidamente despreciado en la obra, es sin duda un escritor que está caracterizado por lo difuso y es en esta abundancia de palabras, representaciones y prosa poética en donde el narrador de la obra –que no es Proust sino un personaje llamado Marcel- construye una historia llena de revelaciones y epifanías en donde finalmente descubrimos que se está escribiendo un libro dentro de otro libro, el narrador termina comprendiendo que las sensaciones que le produce la evocación del pasado tienen una profunda significación literaria. En el último tomo “El Tiempo Recobrado” el narrador se da cuenta de los cambios que el tiempo ha producido en todos sus amigos y experimenta un shock inspirador –una serie de shocks- que lo impulsan a trabajar sin demora en su libro y en la reconstrucción del pasado. Como dice Nabokov en su Curso de Literatura Europea: “El personaje Marcel (narrador) piensa en la novela ideal que va a escribir, la obra de Proust es solo una copia de esa novela ideal… ¡Pero qué copia!”.

Marcel Proust forja un cambio de paradigma en la historia de la literatura, el lector tiene acceso a distintos niveles o “capas” dentro de la narrativa de la obra; un enunciado difuso que crea por un lado una historia riquísima y por otro una enunciación que subyace y es tan rica como la historia en sí. Es posible entender las desventuras o emociones de un personaje en el devenir de otro, las conversaciones y descripciones se amalgaman unas con otras. Proust es conciente que el lenguaje es arbitrario y debido a ello encuentra en los símiles y las metáforas un instrumental ideal para ampliar un poco más el campo de lo posible y traspasar así las fronteras del lenguaje. He aquí el estilo tan particular del autor, su abundancia de imágenes metafóricas, la superposición de capas sobre capas, oraciones subordinadas, generosidad verbal y una tendencia a dilatar al máximo un enunciado mientras a modo de contrapunto teje maravillosamente la enunciación. De esta manera la realidad es la mirada de quien la mire “lo que llamamos realidad es el vínculo entre las sensaciones y los recuerdos que experimentamos en un tiempo preciso” ¡es tarea del escritor recuperar este vínculo!

He aquí una pequeña muestra de la descripción de una mujer en un sueño: “El resto de los mortales me parecía muy remoto en comparación con esta mujer. Tenía el semblante de una mujer que había conocido en la vida real, me entregaba por completo a la misión única de encontrarla, como esas personas que emprenden un viaje para ver con sus propios ojos una ciudad que siempre han deseado visitar, creyendo que pueden encontrar en la realidad el encanto de lo imaginado”.





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Libreros recomiendan:
Hoy: MARTA MENENDEZ, MENENDEZ LIBROS PARAGUAY 431 BUENOS AIRES

BOLAÑO Roberto
El escritor universal

Como casi todos, empecé leyendo la novela mexicana Los detectives salvajes. Debo confesar que me costó leerla. Pero eso fue antes de que se hiciera tan famosa. Después del reconocimiento de la crítica y los premios, me gustó mucho más. Que vamos a hacer, somos humanos.
Luego leí Putas asesinas, que me tuvo toda una noche despierta. En esa época yo escribía cuentos, y recuerdo que el sentimiento que me despertó el libro fue el de la más profunda y refinada envidia. ¿Cómo podes ser poeta primero, influido por la literatura francesa y luego escribir este libro de cuentos entre el amor y sordidez, como él mismo dice?

Pero de los dos libros que quiero hablar son de Nocturno de Chile y Una novelita lumpen.

Nocturno de Chile narra la historia de un cura y crítico literario (en todos los libros se evidencia su intensa relación con la escritura) que me tuvo nerviosa toda la novela porque el religioso parecía bastante de derechas. Lo cual era cierto. Y digo yo: hay que ser muy valiente para elegir un narrador en primera persona que le de clases a Pinochet. Salvando esta inquietud, muy personal, el libro es perfecto. Empieza con el cura viejo y enfermo con una autocrítica que no es tal y un alter ego que le toca las bolas. La ferocidad de la época está apenas sugerida por dos o tres pinceladas tan crueles como certeras, con un muestrario de personajes y lugares narrados desde la mirada balbuceante del consagrado a Dios.

Una novelita lumpen, empieza como una serie de televisión. Dos hermanos, muy jóvenes (no se aclara cuan jóvenes) se quedan huérfanos y tienen que sobrevivir en la ciudad de Roma. Con una simpleza casi visual se agregan algunos personajes que por suerte no son ni buenos ni malos. Con la habitual profesionalidad en la escritura, Bolaño nos cuenta lo que va a pasar antes de que suceda. Lo que leemos con tanto interés (casi desesperación), no es más que la ratificación de lo que ya sabíamos que iba a pasar. Ni un golpe bajo, ni un personaje que se revele, todo es como debe ser.
Pero creo que lo más interesante de esta novela es el personaje de Bianca. Tiene todas las características de una heroína de un cuento de hadas, es huérfana, bonita, no se inmuta por nada y tiene más fuerza que el resto de los hombres que la acompañan en el relato. Es como la protagonista de Millenium (Lisbeth Salander) pero mucho, mucho más humana.


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Músicos que también son escritores, o escritores que son músicos, es difícil saber cómo nombrarlos, pero son muchos. Por citar algunos ejemplos: el francés Boris Vian, escritor y trompetista entre otras cosas; Julio Cortázar, escritor que tocaba el saxo tenor; Filisberto Hernández, escritor y pianista profesional, Macedonio Fernández, escritor que gustaba de tocar la guitarra y pongamos también en la lista al escritor, compositor, pianista y showman Leo Masliah, a la sazón colaborador de Odradek.
También entre los escritores de la revista hay quien firma autógrafos por las dos ventanillas, como escritor y como músico. Se trata de Adrián Drut, quien se destaca con su guitarra en el trío The Swingers.
The Swingers es uno de los escasos combos que mantiene la tradición del swing manouche en América del Sur, otorgándole especial atención al sonido gitano-europeo. Un auténtico caldo multicultural - producto de los guitarristas Criminel y Mich (oriundos de Palermo y Francia, respectivamente) y del bajista rumano Tibo Dibo- The Swingers recrea el estilo agregándole un inimitable "savoir faire" porteño. El sábado 27 de febrero a las 23.00 hs en No Avestruz, Humbolt 1857, se presentarán en vivo con entrada gratuita.
Melómanos y amantes de la literatura portátil, de parabienes.

Roberto Gárriz


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Cuatro días a pescar, era la consigna y allí íbamos, la semana pasada, en el automóvil que habíamos conseguido, un Ford Galaxy modelo 1999, el Director Editorial de la revista, el vice director del departamento de arte, nuestro principal anunciante y yo.
Y no hay mucho más que decir que un buen lector de policiales no haya deducido. Para qué extenderme detallando el calor que hacía la semana pasada, no hace falta ser mecánico para intuir que el automóvil se descompuso antes de recorrer los primeros doscientos kilómetros, que no encontramos ningún lugar decente donde comprar una bebida fría, ni hablar de pasar la noche. Entonces el malhumor, el cansancio, la ira y el riesgo de deshidratación son las consecuencias lógicas. Los micros no paran donde no hay bebidas frías, parece obvio. Tampoco hay bebidas frías donde no paran los micros.
El automóvil club no responde los llamados de los que no somos socios, eso lo sabe cualquiera.
¿Hace falta seguir contando? ¿es necesario continuar el viaje? No, vamos a saltearnos la narración de la noche en el camping, las cosas que allí sucedieron. Solamente diremos que a nuestro regreso se decidió que el número de febrero estuviera dedicado a los monstruos.
El lector despabilado entenderá el resto.

Roberto Gárriz



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Con el número 43 la revista Odradek cumplirá 3 años y medio de existencia.
En casi todos los números se han incluido colaboraciones llegadas a nuestra página web. Esas colaboraciones han condimentado el menú bastante heterogéneo que tratamos de ofrecer. Desde escritores consagrados como Ricardo Piglia, Graciela Avram, Leo Masliah, por citar algunos ejemplos, a otros menos sonados, todos han encontrado su lugar en nuestras páginas o en algún número virtual en la página web de la revista cuando la extensión de los textos o la cantidad de colaboraciones recibidas excedía la capacidad de la edición en papel.
Esa multiplicidad de escritores, estilos y géneros que han enviado sus colaboraciones sometiéndose a la única restricción del espacio nos ha enriquecido y es por eso que queremos agradecerles públicamente su confianza por elegirnos como medio para publicar sus textos.
Más allá de que cada uno escribe desde su propio planeta, también sorprende la diversidad de los lugares de origen de las colaboraciones. Hemos publicado a Marlene Pasini de México, a Pablo Maronna que nos escribió desde Madrid, a Pilar Ordóñez que lo hizo desde Córdoba, a Javier Laquidara y a María Laura Fernández Berro desde La Plata a Carmen Arriaga desde Barcelona, por citar algunos ejemplos.
Diversidad y cantidad, porque son 40 colaboradores publicados entre narradores, ilustradores y poetas, que nos hacen fuertes frente a las críticas. Menos porque seamos buenos que porque somos muchos.

Roberto Gárriz

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He estado un poco ausente, el calor, el verano, lo que sea, pero no quería dejar pasar, ya que el momento es propicio, que el asunto del cine en 3D, es una experiencia de la que hay que participar, ya se habló de todo respecto al guión, el argumento, el tema, a favor, en contra, como sea, la 3D, vino para quedarse.
En ese sentido, me preguntaba cómo se acompañaría desde la literatura esta novedad y la respuesta me vino desde la revista Odradek, el texto de Mariano Quintero, “El diamante de San Martin”, me produjo ese vértigo de la otra dimensión.
Me gustó muchísimo, los invito a leerlo, está en el número 42 de la revista Odradek.




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