Es domingo a la mañana en cualquier bar de la ciudad de Buenos Aires que por cortesía o política comercial ofrezca a sus clientes ejemplares de los principales diarios del día.
En esa o aquella mesa los que están sentados cogotean posando su mirada en esa otra o aquella otra mesa buscando el diario que acompañe su café.
Se ponen de pie, merodean a los lectores dubitativos, impiden la circulación de los mozos, preguntan a los otros parroquianos señalando algún periódico sobre su mesa ¿es suyo? La imagen en su conjunto es triste pero de alguna manera refleja el carácter de cada uno y la forma en la que se desempeña respecto a los bienes que son para uso público. La experiencia indica que existe un “vacío legal” respecto al comportamiento en esta materia, es por eso que se publica lo siguiente:
Protocolo de uso de publicaciones ofrecidas por cortesía en bares y cafés
1. el material de lectura está a disposición del cliente para que pueda informarse ligeramente de las principales noticias de actualidad. NO está allí para ser estudiado exhaustivamente, ni para ser objeto de un pormenorizado análisis semiótico. La brevedad en el lapso en el que dispone del material será considerada signo de buena educación. Hay gente esperando.
2. el material de lectura se cuidará más que si fuera propio y se devolverá al sitio destinado para su exhibición y ofrecimiento en perfectas condiciones, completo, es decir sin arrancar hojas o secciones (aunque se piense que esas hojas no le interesan a nadie/ son solamente los horarios del cine/ son solamente los clasificados).
3. será considerado un chancho el lector que subraye, marque, anote teléfonos y mucho más, el que se dedique a resolver la claringrilla o similares.
4. se considerará nulo el pacto entre clientes del tipo “¿cuando termine me lo acerca a aquella mesa?” tendiente a defraudar a clientes respetuosos o timoratos.
5. en ningún caso se requerirá la intervención del mozo/a o camarero/a para que medie, ya sea favoreciendo la entrega o apurando el retiro del material.
6. para el supuesto que el cliente lector, provisto del material público se encontrara inoportunamente con algún conocido a favor del cual tuviera que interrumpir la lectura más allá del tiempo que lleva decir “cómo te va/ tanto tiempo/ cómo andás/ saludos a la familia” ordenará rápidamente el diario y considerará perdido su turno, depositando el material en el lugar dispuesto al efecto por las autoridades del bar, pudiendo recuperarlo nuevamente tras despachar la dificultad. El mismo artículo será aplicable para el caso de llamadas al teléfono celular o intercambio de mensajes de texto que entorpecieran la lectura por más tiempo que el consignado en esta cláusula.
7. en ningún caso el lector podrá permanecer con el material en su mesa una vez terminada la lectura.
8. se considerará infracción grave apoyar objetos (carpetas, carteras, computadoras) sobre el material público disimulando su presencia sobre la mesa, e impidiendo la lectura o el reclamo por parte de otros lectores.
9. el lector evitará mojar el material o descargar sobre él migas, queso crema u otros productos. No será castigada la marca circular, típica impronta del pocillo de café.
10. en ningún caso se podrá llevar el material al baño.
Basta concurrir a cualquier bar para coincidir con la imprescindibilidad de la urgente aplicación de este decálogo. Pero también es oportuno resaltar las ventajas de optar por la lectura de la revista Odradek, que es fácil de leer, liviana para transportar y se entrega en forma gratuita. Defrauda así al sistema capitalista gambeteando el comercio y la especulación. Por otra parte, al entrar al patrimonio de la persona mediante la posesión, constituye un pilar fundamental de la propiedad privada, pudiendo ser llevada al hogar o a la calle, sin necesidad de estar sometida a decálogos ni a reglamentos de ningún tipo. Lo que haga usted con ella si de ningún modo ofende al orden y a la moral pública, ni perjudica a un tercero, está sólo reservado a Dios, y exento de la autoridad de los magistrados.
En esa o aquella mesa los que están sentados cogotean posando su mirada en esa otra o aquella otra mesa buscando el diario que acompañe su café.
Se ponen de pie, merodean a los lectores dubitativos, impiden la circulación de los mozos, preguntan a los otros parroquianos señalando algún periódico sobre su mesa ¿es suyo? La imagen en su conjunto es triste pero de alguna manera refleja el carácter de cada uno y la forma en la que se desempeña respecto a los bienes que son para uso público. La experiencia indica que existe un “vacío legal” respecto al comportamiento en esta materia, es por eso que se publica lo siguiente:
Protocolo de uso de publicaciones ofrecidas por cortesía en bares y cafés
1. el material de lectura está a disposición del cliente para que pueda informarse ligeramente de las principales noticias de actualidad. NO está allí para ser estudiado exhaustivamente, ni para ser objeto de un pormenorizado análisis semiótico. La brevedad en el lapso en el que dispone del material será considerada signo de buena educación. Hay gente esperando.
2. el material de lectura se cuidará más que si fuera propio y se devolverá al sitio destinado para su exhibición y ofrecimiento en perfectas condiciones, completo, es decir sin arrancar hojas o secciones (aunque se piense que esas hojas no le interesan a nadie/ son solamente los horarios del cine/ son solamente los clasificados).
3. será considerado un chancho el lector que subraye, marque, anote teléfonos y mucho más, el que se dedique a resolver la claringrilla o similares.
4. se considerará nulo el pacto entre clientes del tipo “¿cuando termine me lo acerca a aquella mesa?” tendiente a defraudar a clientes respetuosos o timoratos.
5. en ningún caso se requerirá la intervención del mozo/a o camarero/a para que medie, ya sea favoreciendo la entrega o apurando el retiro del material.
6. para el supuesto que el cliente lector, provisto del material público se encontrara inoportunamente con algún conocido a favor del cual tuviera que interrumpir la lectura más allá del tiempo que lleva decir “cómo te va/ tanto tiempo/ cómo andás/ saludos a la familia” ordenará rápidamente el diario y considerará perdido su turno, depositando el material en el lugar dispuesto al efecto por las autoridades del bar, pudiendo recuperarlo nuevamente tras despachar la dificultad. El mismo artículo será aplicable para el caso de llamadas al teléfono celular o intercambio de mensajes de texto que entorpecieran la lectura por más tiempo que el consignado en esta cláusula.
7. en ningún caso el lector podrá permanecer con el material en su mesa una vez terminada la lectura.
8. se considerará infracción grave apoyar objetos (carpetas, carteras, computadoras) sobre el material público disimulando su presencia sobre la mesa, e impidiendo la lectura o el reclamo por parte de otros lectores.
9. el lector evitará mojar el material o descargar sobre él migas, queso crema u otros productos. No será castigada la marca circular, típica impronta del pocillo de café.
10. en ningún caso se podrá llevar el material al baño.
Basta concurrir a cualquier bar para coincidir con la imprescindibilidad de la urgente aplicación de este decálogo. Pero también es oportuno resaltar las ventajas de optar por la lectura de la revista Odradek, que es fácil de leer, liviana para transportar y se entrega en forma gratuita. Defrauda así al sistema capitalista gambeteando el comercio y la especulación. Por otra parte, al entrar al patrimonio de la persona mediante la posesión, constituye un pilar fundamental de la propiedad privada, pudiendo ser llevada al hogar o a la calle, sin necesidad de estar sometida a decálogos ni a reglamentos de ningún tipo. Lo que haga usted con ella si de ningún modo ofende al orden y a la moral pública, ni perjudica a un tercero, está sólo reservado a Dios, y exento de la autoridad de los magistrados.
Roberto Gárriz
Etiquetas: diarios, revista Odradek
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