El número 25 de la revista Odradek, ya en papel, se revela con un esquema meritorio para el análisis.
En un solo número, y con un tema actual, es en sí un muestrario de particularidades literarias muy interesantes, no sólo por su temática sino por la forma en que cada autor llevó a cabo la propuesta de cada texto.
En este número un motivo especialmente perturbador, como lo fueron los más de cien días de sucesos en Argentina en referencia al problema con el campo, los escritores de Odradek, como todos los habitantes de nuestro país, dejaron su huella en forma de visión personal.
En el caso de la revista, los autores: Germán García, con su texto “La carpa de Odradek”, cuyo título tiene ya una fuerte representación en los titulares de diarios, un arcano “Las nubes de Vijonte” de Mariano Quintero, (inesperado en esta serie), y el atrevido “Moby Dick” de Roberto Gárriz; conformar una serie en la que se puede encontrar el término conductor entre los contenidos.
Lo que tienen de común no es la temática “carpa”, pues si de ello se tratara, parecería que en la serie faltara el cuento de Yanina Bouche con “Las cosas por su nombre”, el de Ariel Bermani con “Tatuaje”, el más escueto “Carpa” de Nora Martinez. y me sobraría “Las nubes de Vijonte” que hace referencia a un argumento de Aristófanes.
Pero esta es la cuestión: lo que une esta serie no es el tema, en donde se arma el tejido con sus condiciones de desarrollo del lugar: la carpa; sino con algo que rige el eje de cada texto y es el hecho de que sus referentes no se encuentran en un lugar físico sino en la literatura.
Cada uno hace referencia a una historia, más famosa o menos famosa, de un texto literario ícono entre textos literarios y de gran producción de sentido en las épocas en que fueron publicados, aunque algunos, encontraron fama muy posterior a su publicación como el cuento de Melville.
Lo interesante de cada propuesta es que la trama de cada uno forma un sistema con esos otros textos; cada autor, como si algo sobrenatural les hubiera dirigido la inspiración ha usado diferentes recursos literarios para armar la red de sentido de sus historias.
En el cuento de Germán García, ya comentado antes, se usan los personajes y el mensaje en general del texto de referencia, que aplicado a la Argentina de hoy, nos da qué pensar, un argumento irónico, que despliega un humor ácido.
En el texto de Quintero, el uso de la metáfora es la conexión de sentido, la historia original que se revela, y su correspondiente organización de sintaxis genera la ironía en el uso de la ficción original y su doble.
Luego, la memoria del discurso reflejada en la historia paradigma de la venganza, Gárriz esgrime un narrador en primera persona, utiliza la voz del personaje y su circunstancia. Lo interesante de esta propuesta es que en dos palabras breves el autor despliega el sentido y coincide con el punto de epifanía del texto.
Este número es un interesante muestrario del uso de recursos literarios muy complejos desplegados con un equilibrio difícil de lograr en cuentos tan cortos.
Estos textos no funcionan como mensajes cifrados, su producción de sentido se revela y amplía en la propia escritura armando sistema con otros textos; finalmente en un giro literario inesperado, el último cuento, el de Roberto Gárriz, se completa con el resto de los textos que hacen referencia al tema, pues es con ellos que la sutileza del remate completa su ciclo. Es decir que se puede decir que en “Moby Dick”, hay un doble sistema, por lo menos, el texto de Melville y los textos de los otros autores. Un acierto perspicaz del autor.
Un número que honra el tercer año con que Odradek persiste.
En un solo número, y con un tema actual, es en sí un muestrario de particularidades literarias muy interesantes, no sólo por su temática sino por la forma en que cada autor llevó a cabo la propuesta de cada texto.
En este número un motivo especialmente perturbador, como lo fueron los más de cien días de sucesos en Argentina en referencia al problema con el campo, los escritores de Odradek, como todos los habitantes de nuestro país, dejaron su huella en forma de visión personal.
En el caso de la revista, los autores: Germán García, con su texto “La carpa de Odradek”, cuyo título tiene ya una fuerte representación en los titulares de diarios, un arcano “Las nubes de Vijonte” de Mariano Quintero, (inesperado en esta serie), y el atrevido “Moby Dick” de Roberto Gárriz; conformar una serie en la que se puede encontrar el término conductor entre los contenidos.
Lo que tienen de común no es la temática “carpa”, pues si de ello se tratara, parecería que en la serie faltara el cuento de Yanina Bouche con “Las cosas por su nombre”, el de Ariel Bermani con “Tatuaje”, el más escueto “Carpa” de Nora Martinez. y me sobraría “Las nubes de Vijonte” que hace referencia a un argumento de Aristófanes.
Pero esta es la cuestión: lo que une esta serie no es el tema, en donde se arma el tejido con sus condiciones de desarrollo del lugar: la carpa; sino con algo que rige el eje de cada texto y es el hecho de que sus referentes no se encuentran en un lugar físico sino en la literatura.
Cada uno hace referencia a una historia, más famosa o menos famosa, de un texto literario ícono entre textos literarios y de gran producción de sentido en las épocas en que fueron publicados, aunque algunos, encontraron fama muy posterior a su publicación como el cuento de Melville.
Lo interesante de cada propuesta es que la trama de cada uno forma un sistema con esos otros textos; cada autor, como si algo sobrenatural les hubiera dirigido la inspiración ha usado diferentes recursos literarios para armar la red de sentido de sus historias.
En el cuento de Germán García, ya comentado antes, se usan los personajes y el mensaje en general del texto de referencia, que aplicado a la Argentina de hoy, nos da qué pensar, un argumento irónico, que despliega un humor ácido.
En el texto de Quintero, el uso de la metáfora es la conexión de sentido, la historia original que se revela, y su correspondiente organización de sintaxis genera la ironía en el uso de la ficción original y su doble.
Luego, la memoria del discurso reflejada en la historia paradigma de la venganza, Gárriz esgrime un narrador en primera persona, utiliza la voz del personaje y su circunstancia. Lo interesante de esta propuesta es que en dos palabras breves el autor despliega el sentido y coincide con el punto de epifanía del texto.
Este número es un interesante muestrario del uso de recursos literarios muy complejos desplegados con un equilibrio difícil de lograr en cuentos tan cortos.
Estos textos no funcionan como mensajes cifrados, su producción de sentido se revela y amplía en la propia escritura armando sistema con otros textos; finalmente en un giro literario inesperado, el último cuento, el de Roberto Gárriz, se completa con el resto de los textos que hacen referencia al tema, pues es con ellos que la sutileza del remate completa su ciclo. Es decir que se puede decir que en “Moby Dick”, hay un doble sistema, por lo menos, el texto de Melville y los textos de los otros autores. Un acierto perspicaz del autor.
Un número que honra el tercer año con que Odradek persiste.
Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
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