Uno de los dos tiene suerte, dicen.
Si hay algo que unen a Kafka y una mariposa monarca es precisamente la metamorfosis, algunos pueden ver en el texto de Kafka un atisbo de la aterradora idea de ser confinado dentro de un exoesqueleto; aunque se puede comprender cierta distancia entre una crisálida que devendrá en mariposa y un hombre que va hacia el estadio de insecto, ambas posibilidades se ven enfrentadas a un hecho que, liberador o no, manifiesta ineludiblemente la decisión de la naturaleza en resolver una existencia sin explicaciones ni revelar un objetivo.
Si hay algo que unen a Kafka y una mariposa monarca es precisamente la metamorfosis, algunos pueden ver en el texto de Kafka un atisbo de la aterradora idea de ser confinado dentro de un exoesqueleto; aunque se puede comprender cierta distancia entre una crisálida que devendrá en mariposa y un hombre que va hacia el estadio de insecto, ambas posibilidades se ven enfrentadas a un hecho que, liberador o no, manifiesta ineludiblemente la decisión de la naturaleza en resolver una existencia sin explicaciones ni revelar un objetivo.
¿Es mejor el destino de una mariposa monarca que el de Gregorio Samsa?
Averigualo leyendo el texto de Carmen Arriaga en el primer número virtual de la revista Odradek.
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Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
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