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Con rigor o sin él, la vida digital es un hecho y aunque a algunos les guste discutir esta vida en términos de soledad o compañía, o palabras que involucran al ser social por naturaleza, la realidad es que la vida digital no significa abandonar la vida real, sino, para mi, enriquecerla.
Esta era la discusión que se planteaba en una reunión digital que se hizo en cierto rincón virtual entre lectores de la revista Odradek, en la charla se planteó, si la literatura se había visto afectada por la vida virtual, tal como parece ser que ha ocurrido en tantos aspectos.
Para ello, alguien planteó el siguiente enigma, proponiendo averiguar si esta situación podía resolverse sin recurrir a actividades de la vida real: una persona estaba en cierto bar de av. Pueyrredón y calle conocida, ahí, en la esquina, y oyó lo que se hablaba en la mesa vecina, aunque por la distancia y el ruido propio del bar, sólo escuchó algunos de los diálogos. Esta persona alcanzó a deducir que estaba siendo testigo de una reunión del staff de la revista Odradek, porque la misma fue mencionada en varias ocasiones y dedujo que se hablaba de la publicación del próximo número, que por el momento en que ocurrió se refería al número 29 de la revista Odradek.
La persona no conocía a ninguno de los integrantes por no haberlos visto nunca, aunque sí había leído la revista, de manera que pensó para sí mismo: esto es lo mismo que estar leyéndolos a través de la computadora, es un momento de la vida digital, rozándose o concurriendo con la vida real.
Entonces se tomó el trabajo de anotar algunas frases que se decían, con el propósito de deducir luego, a cual autor pertenecía, y nos envió por mail las anotaciones que fueron estas:
Voz 1, masculina: …la inteligencia natural del hombre, jamás será superada por la artificial
Voz 2, masculina: …una operación que puede afectar fuertemente su identidad
Voz 3, femenina: …también está convencida de que ella lo va a recomponer
Enviado esto, nos propuso averiguar si sabíamos a quien pertenecía cada voz y si era acertado que tal grupo eran los Odradek.
Luego de planteado el asunto, nos avisó que a pedido de los participantes podría enviar otras frases que escuchó, pero que pensaba que con las enviadas sería suficientes.
En eso nos quedamos varios leyendo la revista, retrocedimos en algunos números, comentamos la ternura de los textos de Ariel Bermani, con la zaga familiar del Ponchi y la Majita; la melancolía del Señor Shim y el gato, de Nora Martinez, que va en camino de convertirse en una zaga también y algunos sugirieron que haría bien el señor Shim de dejarle el gato al Ponchi o la Majita, que seguramente con los niños sería feliz; otros opinaron que Germán García no debería estar a la madrugada armado de un cuchillo con una mujer con la que vive desde hace diez años, y mucho menos discutiendo; también dijeron que la tía Alicia de Majo López Tavani, no era la misma Alison del título y que había ocurrido allí una de esas tantas transferencias de personajes al otro lado del espejo, y que el título era de un lado del espejo, un lado del primer mundo, mientras que la tía Alicia se había quedado del lado del tercer mundo; y así, seguimos uno tras otro conversando sobre la vida digital, sin que nadie haya notado que en realidad todos hablaban de la vida literaria, y así pasamos la tarde, sin solicitar otra pista.
Ahora, cuando me puse a pensar, me di cuenta que aún no había averiguado quienes eran los autores, así que se me ocurrió pedirle a los lectores que me ayudaran y que sin pudor, si fuera necesario, solicitaran más pistas.
Aún no he podido confirmar si el grupo se trataba de los Odradek.



Ana Abregú



Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek

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