Entre las conexiones extrañas que Germán García revela, me hizo pensar en la descripción de un protagonista como una rémora, desarrollándose y sobreviviendo en el exterior de un tiburón, eligiendo ese pez superior y peligroso para existir, tal como los escritores solemos coexistir con nuestros héroes literarios.
El autor es considerado entonces, un especialista en reproducir con cierta habilidad, esas teorías de la literatura, embebidas con su propio criterio, cultura, facultades de observación e introspección, reflejándolas en su obra. De su capacidad lingüística depende el convertirse en un escritor excepcional.
Sin embargo en esta definición no se deja de lado el hecho de que parte de las intenciones de un escritor y su crecimiento es precisamente el romper los límites impuestos por el canon literario o el análisis, sin caer en la anarquía o desconexión de discursos que no son comprendidos por nadie.
Dentro de esta categoría coloco a la escritora Yanina Bouche, de la revista Odradek. En esta ocasión, no quise comentar su último texto del número 29: "Seriedad y discreción", sino el hecho de que he prestado atención a ciertas características de sus textos en conjunto, y basado en esa observación, que asumo absolutamente personal, es que escribí algo que denominé: “Teoría apócrifa sobre el escritor contemporáneo”, en la que expreso mi opinión sobre la obra de Yanina Bouche, aunque suene algo pomposo llamarle “obra” que da cierta idea de actividad casi concretada o llegando a su fin, no es esa la intención. Yanina Bouche es una muy joven escritora que está comenzando a manifestar en sus textos una particular visión de su mundo personal.
Los invito a leer el artículo en : http://www.igooh.com/notas/teoria-apocrifa-sobre-el-escritor-contemporaneo/
Y sus textos en la revista Odradek.
Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
Sobre todo porque la presentación del texto de Joyce, es muy peculiar: habla de comer con deleite órganos interiores de aves y bestias, en cierta forma una invitación al movimiento de los jugos gástricos, y el cuento de Germán García se desarrolla "entre" aves y bestias.
En el cuento de Germán García, con el título “Instante en el zoo”, el referente establece dos fuertes pistas: animales, Leopold o Ulises, Joyce.
El recurso del monólogo interior, el que cuenta, y el narrador ¿el joven Dedalus?, que está dentro de sí mismo, como el narrador de Germán García, me convenzo que Instante en el Zoo, ocurrió el 16 de junio, día en el que transcurre el relato del Ulises.
Si en la novela de Joyce se encuentra que representa un compendio de distintos personajes reales en los que hay que incluir igualmente a su creador, en el texto de Germán García con sus pocas líneas y la insistencia con la encarnadura, (¿de personajes?), no se puede evitar la misma relación.
Escrito de la manera en que Borges definiría como “los tenues desvíos de la conciencia”, pequeño pero gran cuento en el número 28 de la revista Odradek.
Breve y fino diálogo, entre el texto y uno de los libros más importantes de la literatura. Para leer varias veces y seguir especulando con los laberintos de Germán García.
Las películas que reúnen varias estrellas del espectáculo en su elenco con cierto atractivo físico conformando un grupo de bandidos, o de presos recientemente fugados, o de prisioneros de guerra en el intento de burlar a sus custodios, en general decepcionan al público. Es que genera tanta expectativa la acumulación de nombres rutilantes que luego es difícil no defraudar.
Escribo pensando en Ocean’s trhirteen, con Brad Pitt, George Clooney y Andy García entre otros, pero también recuerdo Escape a la victoria con los futbolistas Pelé, nuestro Osvaldo Ardiles y Sylvester Stallone, todos intentado salir indemnes del desafío actoral. Hago un paréntesis para afirmar que también las películas con deportistas en el elenco suelen defraudar. Estoy pensando en los westerns con Matequilla Nápoles y Carlos Monzón, o en la que protagonizó un dibujo animado con Michael Jordan. Cierro paréntesis.
Confieso que no puedo negarle la oportunidad a ese tipo de películas del que empecé hablando antes del paréntesis. Me asalta ahora el recuerdo de Los doce del patíbulo, con Charles Bronson, Telly Savalas y Lee Marvin pero ya no está en ella el compendio de caras atractivas que venimos comentando.
Lo que más me gusta de estas películas es la forma en que se conocen los miembros de la futura banda o cómo se contactan en el caso de los presos. Cada uno tiene una habilidad especial que servirá después en función de algo que solamente el guionista ha previsto.
De todas esas películas hemos copiado, con ligeras modificaciones esas primeras partes para conformar el grupo de los que mensualmente hacemos la Revista Odradek. Acaso la mayor diferencia con las películas sea que en los equipos de bandidos cuando enrolan a una mujer -casi siempre es una sola mujer- lo hacen pensando en utilizarla como arma de distracción para los guardias. Son mujeres de una infinita velocidad para la seducción, capaces de hacer perder la cabeza desde un centinela, al director del Banco Central o del casino del país más importante del mundo. Si son más de una las que se confabulan, lo hacen para atracar no a un banco sino a un marido, y ese es otro tipo de película y de revista.
En Odradek las mujeres crecen en porcentaje respecto a las organizaciones de rufianes de las películas, escriben y cómo. Yanina Bouche, María Martha Gigena, Vanesa Pafundo, Nora Martínez cada una en su estilo y a su tiempo aportan a la misión el sustento imprescindible para que la revista sea considerada aquí y en el extranjero un modelo de sano equilibrio, tanto para la Organización Internacional de la Mujer, como para la Secretaría Internacional de Lucha contra el Crimen Organizado.
Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
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