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El texto de Ezequiel De Rosso, en el número 36 de la Revista Odradek, "la lección de Valdemar” despierta el interés en el relieve y organización del lenguaje, desguazando ciertos términos como una partitura, organizando un nuevo armónico.
Toma una palabra, se apropia de ella y despliega un análisis óntico u ontológico del término, es decir en el sentido de dilucidar el concepto como explicación científica.
Con una descripción aparentemente normativa, explora la idea de que una explicación consiste en mostrar que la estructura semántica de la palabra da cuenta de la imposibilidad de explicar la estructura causal del mundo, cuando se supone su origen.
Usando el mismo concepto, atinente al término argumento, dice la Real Academia Española: “Razonamiento que se emplea para probar o demostrar una proposición, o bien para convencer a alguien de aquello que se afirma o se niega”. Que me hizo pensar en la relación entre una argumentación de organización del lenguaje y la organización filosófica del lenguaje, en ésta última acepción, una argumentación sería: “El que parte de la oposición entre dos hechos para concluir del uno lo contrario de lo que ya se sabe del otro”. Lo cual quiere decir todo lo contrario.
Demás está decir que me fascinan los planteos de Ezequiel De Rosso, con su texto del número 36 de la revista Odradek, sobre todo el provocativo título y la inclusión de personajes de Poe, que marcan en una dirección literaria la noción del saber, reestructurando lo que parece el desarrollo de una ficción, utilizando la disposición técnica del concepto del lenguaje: la taxonomía, que trata de los principios, métodos y fines para la clasificación de las palabras o sus nombres y su definición, para luego revocarlos como principio del sentido.
Imperdible. En el número 36 de la Revista Odradek, Ezequiel De Rosso, brilla.
Toma una palabra, se apropia de ella y despliega un análisis óntico u ontológico del término, es decir en el sentido de dilucidar el concepto como explicación científica.
Con una descripción aparentemente normativa, explora la idea de que una explicación consiste en mostrar que la estructura semántica de la palabra da cuenta de la imposibilidad de explicar la estructura causal del mundo, cuando se supone su origen.
Usando el mismo concepto, atinente al término argumento, dice la Real Academia Española: “Razonamiento que se emplea para probar o demostrar una proposición, o bien para convencer a alguien de aquello que se afirma o se niega”. Que me hizo pensar en la relación entre una argumentación de organización del lenguaje y la organización filosófica del lenguaje, en ésta última acepción, una argumentación sería: “El que parte de la oposición entre dos hechos para concluir del uno lo contrario de lo que ya se sabe del otro”. Lo cual quiere decir todo lo contrario.
Demás está decir que me fascinan los planteos de Ezequiel De Rosso, con su texto del número 36 de la revista Odradek, sobre todo el provocativo título y la inclusión de personajes de Poe, que marcan en una dirección literaria la noción del saber, reestructurando lo que parece el desarrollo de una ficción, utilizando la disposición técnica del concepto del lenguaje: la taxonomía, que trata de los principios, métodos y fines para la clasificación de las palabras o sus nombres y su definición, para luego revocarlos como principio del sentido.
Imperdible. En el número 36 de la Revista Odradek, Ezequiel De Rosso, brilla.
Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
Son subrepticios, y te obligan a mirarlos durante minutos, porque te preguntas si ellos no saben algo de la obra que estás por leer, que vos no sabés, ni sabrás aún luego de haberla leído.
Su presencia es como la de una deidad, que sabe experimentar, buscar, imaginar, explicar construir, criticar lo que habrás leído en unos momentos, no sólo porque comparte con los textos los mismos dos colores, sino porque son como una señal, un faro, un signo, un monograma en cada número, que lo identifica mucho más que el número mismo de la revista. La número 35, suelo comentar, la número 20, pero en cuanto me reúno con alguien, la identificación no es por el número, sino por la serie de personajes que acompañan a la revista en cada número.
En esta ocasión quise hacer notar que la incorporación de esa imagen o a veces varias que adornan la aparición de la revista Odradek no pasa inadvertida; en la número 35, por ejemplo, el personaje nos mira, “Gol”, de Miguel Florio, le ha dado un nombre particular a este número de la revista Odradek: “la del futbolero”, y así, una revista profusa en personajes y situaciones ha pasado a llevar su marca con el nombre de los personajes que la habitan, pero no de los personajes literarios, sino de los personajes ilustrados.
Parece una ironía.
La número 34, por ejemplo, causó un problema, en principio porque lo primero que hice fue buscar la señal, el personaje, el intruso, y debido a su ausencia, no le quedó más remedio que tomar el nombre de “la revista en la que Yanina Bouche nos clavó de punta”, reincidiendo en la idea de la identificación mediante algún aspecto visual en la revista, usando en ese caso una alegoría.
La ilustradora más asidua es Nora Martínez, así que la diferentes publicaciones de Odradek fueron bautizadas debido al capricho interpretativo de esa autora, la número 33 fue “la del Banco”, la 32, “Los tipos”, de Miguel Florio, por ir a cualquier otro número al azar, la 18, fue “Estática”, de Nora Martínez y así.
En una revista de literatura, hay márgenes, hay textos vecinos, hay una marca geográfica de textos, un orden que reconfigura en algunos casos la lectura, incluso determinados textos en el mismo número son motivo de relación entre ellos que sorprende a los autores tanto como a los lectores.
Esta vez, valga un homenaje a los ilustradores de la revista, que no por no ser mencionados entre las lecturas, pasan desapercibidos, sino más bien configuran una características de cada número que refuerza la identidad de la revista Odradek.
Su presencia es como la de una deidad, que sabe experimentar, buscar, imaginar, explicar construir, criticar lo que habrás leído en unos momentos, no sólo porque comparte con los textos los mismos dos colores, sino porque son como una señal, un faro, un signo, un monograma en cada número, que lo identifica mucho más que el número mismo de la revista. La número 35, suelo comentar, la número 20, pero en cuanto me reúno con alguien, la identificación no es por el número, sino por la serie de personajes que acompañan a la revista en cada número.
En esta ocasión quise hacer notar que la incorporación de esa imagen o a veces varias que adornan la aparición de la revista Odradek no pasa inadvertida; en la número 35, por ejemplo, el personaje nos mira, “Gol”, de Miguel Florio, le ha dado un nombre particular a este número de la revista Odradek: “la del futbolero”, y así, una revista profusa en personajes y situaciones ha pasado a llevar su marca con el nombre de los personajes que la habitan, pero no de los personajes literarios, sino de los personajes ilustrados.
Parece una ironía.
La número 34, por ejemplo, causó un problema, en principio porque lo primero que hice fue buscar la señal, el personaje, el intruso, y debido a su ausencia, no le quedó más remedio que tomar el nombre de “la revista en la que Yanina Bouche nos clavó de punta”, reincidiendo en la idea de la identificación mediante algún aspecto visual en la revista, usando en ese caso una alegoría.
La ilustradora más asidua es Nora Martínez, así que la diferentes publicaciones de Odradek fueron bautizadas debido al capricho interpretativo de esa autora, la número 33 fue “la del Banco”, la 32, “Los tipos”, de Miguel Florio, por ir a cualquier otro número al azar, la 18, fue “Estática”, de Nora Martínez y así.
En una revista de literatura, hay márgenes, hay textos vecinos, hay una marca geográfica de textos, un orden que reconfigura en algunos casos la lectura, incluso determinados textos en el mismo número son motivo de relación entre ellos que sorprende a los autores tanto como a los lectores.
Esta vez, valga un homenaje a los ilustradores de la revista, que no por no ser mencionados entre las lecturas, pasan desapercibidos, sino más bien configuran una características de cada número que refuerza la identidad de la revista Odradek.
Ana Abregú
Este blog se mantiene con escritores de la Revista Odradek
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